Capítulo 3
El nuevo Le Brassus Carrousel Répétition Minutes Chronographe Flyback hace una entrada triunfal al altar de las Grandes Complicaciones de Blancpain.
Una proposición lógica. La creación de una gran complicación, que por defi nición, y como su nombre lo indica, ofrece una combinación de complicaciones, se puede manufacturar siguiendo dos métodos distintos. El primero consiste en reunir complicaciones clásicas, realizadas según la tradición, de modo que la “creatividad” se resume, si el lector me permite la expresión, al simple ensamblado de un “kit”. El segundo se presenta de una manera más ambiciosa: sea innovador en la concepción de cada complicación, pero sea aún más creativo al momento de reunirlas. Con el Le Brassus Carrousel Répétition Minutes Chronographe Flyback, Blancpain ha elegido, sin lugar a dudas, la segunda opción. Cada elemento esencial de este reloj gran complicación revela una inventiva y una creatividad excepcionales en su categoría. Para destacar la dimensión de estos avances, basta con revelar que, a día de hoy, ningún reloj de pulsera ha ofrecido una asociación de complicaciones como esta.
Como debería ser en todo guardatiempos, el corazón del Le Brassus Carrousel Répétition Minutes Chronographe Flyback es el elemento central de la regulación del tiempo, en este caso el carrusel. Como hemos visto en detalle en el artículo consagrado al Tourbillon Carrousel, publicado en las páginas 6 y siguientes, Blancpain es la primera manufactura relojera que ha desarrollado un carrusel para un reloj de pulsera. Muchas primicias mundiales acompañan esta prestación técnica: el primer carrusel volante en un reloj, el primer carrusel volante un minuto en cualquier tipo de reloj, la mayor reserva de marcha en un carrusel y el primer carrusel dotado de un volante central. A pesar de que el Le Brassus Carrousel Répétition Minutes Chronographe Flyback se inscribe en el linaje de esta construcción que cuenta con un palmarés envidiable, este presenta numerosos récords. El carrusel original de Blancpain recurría a una espiral plana para el volante. En esta nueva realización, la espiral está dotada de una “curva terminal Breguet”. Esta forma particular fue inventada por el célebre relojero Abraham-Louis Breguet en 1795. En una espiral plana habitual, la extremidad interna está unida muy cerca del eje del volante, mientras su extremidad externa está fijada a un brazo. Esta disposición no permite obtener una concentricidad o un centrado perfecto debido a que la parte de la espiral que está unida al brazo no está equilibrada por un elemento opuesto equivalente.
Abraham-Louis Breguet se percató de que si la parte exterior de la espiral estaba girada hacia arriba y hacia el interior a la vez, para extenderse sobre la parte principal del resorte, el centrado y la concentricidad serían notablemente mejorados, mejorando también la precisión de marcha del reloj. Al igual que en la mayoría de sus recientes movimientos, Blancpain optó por una espiral dotada de una curva terminal Breguet. Su confección es particularmente exigente, pues la elaboración de los codos superior e inferior de cada uno de los muelles debe ser minuciosamente realizada a mano.
Con la creación de un cronógrafo con carrusel, Blancpain anota una nueva primicia mundial en su rico palmarés. En efecto, esta combinación aún no había salido a la luz en un reloj de pulsera. Como el cronógrafo también integra una función flyback –que permite ordenar con una simple acción en lugar de con tres, la parada, la puesta en cero y la nueva puesta en marcha del cronógrafo–, la asociación de un cronógrafo flyback y de un carrusel en un reloj de pulsera representa, por consiguiente, una auténtica “doble primicia mundial”.
Así como el carrusel simboliza el corazón de la medición del tiempo en esta gran complicación, el mecanismo de embrague vertical es el centro neurálgico del cronógrafo. A pesar de que Blancpain agotó su inspiración en un peritaje que duró casi tres décadas para la construcción de cronógrafos de embrague vertical, su concepción del reloj Le Brassus Carrousel Répétition Minutes Chronographe Flyback denota una importante evolución. En todas las colecciones de la marca, el contador de minutos del cronógrafo está situado en una esfera auxiliar a la altura de las 3 horas. En este modelo, los ingenieros y diseñadores de Blancpain eligieron una solución totalmente distinta para contabilizar los minutos. Esta adopta la forma de una gran aguja central y de una escala dispuesta sobre el realce de la esfera principal. El desplazamiento de esta indicación en el centro de la esfera no solo precisó un simple cambio de rueda. Como la aguja es bastante más grande que la empleada por un pequeño totalizador, la modificación exigió que se replanteara íntegramente el rodaje del contador de minutos.
Cuando la trotadora pasa por la indicación “60”, la aguja de minutos avanza, con celeridad y elegancia, hasta el siguiente minuto. Para asegurar una armoniosa progresión, sin sacudidas ni estremecimientos inoportunos, los constructores se dieron cuenta de que tenían que adoptar una forma de rodaje distinta a la empleada anteriormente en los cronógrafos de Blancpain. Así, en vez de adoptar el perfil clásico de dientes completos, la solución consistió en dotar a los dientes de una “hendidura”, destinada esencialmente a absorber los golpes. Esta configuración no solo garantiza una perfecta progresión de la aguja de los minutos, sino también evita su temible temblor cuando el reloj se somete a influencias externas.
La idea de las ruedas dotadas de un dispositivo de absorción de golpes respondía desde todo punto de vista al objetivo esperado. No obstante, el método para materializarlo siguió un enfoque que se apartó considerablemente de la tradición. Por lo general, los dientes se tallan en las ruedas con una fresa. Desde un punto de vista científico, este proceso entra en la categoría de las técnicas fundadas en la sustracción –o el retiro– de materia: el diente se genera al recortar el
metal. A pesar de que los procesos empleados en la actualidad para tallar dientes son sorprendentemente precisos, no lo son tanto como para confeccionar el tipo de dientes hendidos deseados por Blancpain. Así, los constructores se encauzaron hacia la dirección opuesta y adoptaron una técnica fundada en la adjunción de material. En lugar de recortarlo para tallar los dientes de una rueda, un método aditivo la genera poco a poco, molécula a molécula. Según este principio, las ruedas y los dientes se van formando simultáneamente. A todas luces la elección recurre a tecnologías que están a la vanguardia del progreso. Aunque son más complejas y costosas de producir que los dientes tallados habituales, estas ruedas obtenidas por adición son incomparablemente más precisas y pueden estar dotadas de dientes con un perfil mucho más elaborado.
Blancpain ya había recurrido a una técnica por adición de materia en el reloj de buceo X Fathoms. Al igual que en la nueva gran complicación, las exigencias impuestas por el profundímetro mecánico condujeron a los ingenieros a confeccionar una de sus ruedas con una forma más elaborada y compleja que exigía una exactitud extrema, por lo que adoptaron el proceso de producción molécula a molécula.
El reloj Le Brassus Carrousel Répétition Minutes Chronographe Flyback incorpora dos ruedas confeccionadas con esta técnica de avanzada: la primera a la altura de las 3 horas y la segunda en el centro. Ambas forman parte del rodaje del contador de minutos del cronógrafo.
Así como las ruedas dotadas de este dispositivo de absorción de golpes garantizan la perfecta progresión de la aguja del contador de minutos, el embrague vertical asume la responsabilidad del armonioso desplazamiento de la trotadora del cronógrafo. Excepto en muy pocas realizaciones que recurren a una construcción fundada en un mecanismo aparte, dotado de un barrilete independiente para asegurar la medición de breves intervalos temporales, todos los cronógrafos recurren a una forma u otra de embrague por motivos simples de comprender. Cuando se solicita la activación del embrague, su mecanismo está asociado –o acoplado– al rodaje habitual del reloj. De la misma manera, en el momento de la activación el rodaje del cronógrafo se desconecta del rodaje del reloj. Podemos constatar que antiguamente la mayoría de los cronógrafos estaban dotados de un embrague horizontal para pilotar la activación y la puesta en marcha del cronógrafo. Sin embargo, dichas construcciones, basadas en dos ruedas que se engranan repentinamente al inicio de la medición, presentan importantes inconvenientes. De manera ideal, dos ruedas deberían proceder a su engranaje en el momento en que los dientes de la una caen en las partes no dentadas de la otra. No obstante, la activación del cronógrafo es un acontecimiento aleatorio y el encuentro de las ruedas no se produce necesariamente en esta configuración. En efecto, puede suceder que un diente entre primero en
contacto con otro diente. Esta situación provoca un salto no deseado en el movimiento de la trotadora. Además, estas construcciones recurren a un muelle para asegurar el juego indispensable a la penetración de los dientes en la zona no dentada, evitando así el estremecimiento de la trotadora cuando comienza su progresión en torno a la esfera. Incluso si este muelle de tensión confi ere una flexibilidad adicional al movimiento de la aguja, la tensión que provoca altera la precisión de marcha del reloj cuando el cronógrafo está activado. Por último, como las ruedas de los dientes de estos cronógrafos de alta gama son extremadamente frágiles debido a su forma de triángulo afilado destinada a reducir el desgaste, se recomienda al propietario que se abstenga de dejar el cronógrafo activado permanentemente.
El embrague vertical concebido por Blancpain descarta estos inconvenientes. En lugar de basarse en el encuentro de dos ruedas, la activación del cronógrafo presiona dos discos uno contra otro. El inicio de la medición se lleva a cabo en perfecta armonía y uniformemente, sin el más mínimo riesgo de salto. Además, en este tipo de dispositivo el uso de un muelle resulta totalmente superfluo. Los dos discos giran juntos sin que la trotadora corra el riesgo de temblar. Asimismo, debido a la ausencia de muelle, la activación del cronógrafo no ejerce prácticamente ninguna influencia en la precisión de marcha del reloj. Por último, como no recurre a ruedas dotadas de finos dientes triangulares, los cuales se desgastan al chocar unos contra otros a cada activación, el cronógrafo puede dejarse activado permanentemente si así lo desea su propietario. En pocas palabras, la construcción de Blancpain dota a este cronógrafo de las prestaciones requeridas para figurar de pleno derecho en una auténtica gran complicación.
La integración de un cronógrafo en la nueva gran complicación implica otro desafío, ya que en el catálogo de sus complicaciones también figura una repetición de minutos dotada, como debe ser, de timbres
Figura A. El mecanismo de embrague vertical con el cronógrafo parado: los dos brazos prevén el contacto entre el disco del segundero y el disco inferior.
Figura B. El mecanismo de embrague vertical con el cronógrafo en marcha: la rueda de pilares ha separado los dos brazos, que permiten que los discos del embrague entren en contacto.
cuyas láminas de acero rodean al movimiento. Como la disposición usual de los pulsadores del cronógrafo para la activación, puesta en marcha y puesta en cero hubiera interferido entre sus tijas y los timbres, Blancpain no tenía otra alternativa que desarrollar un método para rebajar las tijas de los pulsadores, de modo que pasaran bajo los timbres circulares de la repetición. Este ligero desfase de los pulsadores requirió a su vez el desplazamiento de la corona para que esta quedara ubicada a la misma altura de los pulsadores en la carrura de la caja. Dos platillos sustituyen la tija recta que reúne directamente el movimiento de la corona. El primero está vinculado a la tija desde el movimiento, mientras que el segundo está fijado a la corona rebajada y a su tija separada. Cuando la corona se retira o se gira, este movimiento es transferido a la tija mediante un rodaje separado del movimiento. Ambos platillos sirven así de base a las dos tijas.
Sea cual fuere el ángulo bajo el cual se considere, no pueden existir “repeticiones de minutos estándar”. La producción de un sonido rico de pureza cristalina a partir de un mecanismo de sonería constituye una proeza artística que jamás podría llevar el epíteto “estándar”. Esta observación es aún más pertinente cuando sabemos que la repetición de minutos de la nueva gran complicación integra varias innovaciones importantes.
Desde hace tiempo, Blancpain ha optado por la construcción de movimientos seguros. Para los constructores de la manufactura, la seguridad implica proteger el movimiento contra los errores de manipulación de su propietario. Decididamente, aún hoy existe un expediente que incluye las advertencias impresas, por lo general en negrita, en el manual de instrucciones. No obstante, Blancpain pretende, con toda razón, que una construcción bien estudiada constituye un valor superior y una mayor seguridad con respecto a una lista de actividades prohibidas. Para una repetición de minutos, el riesgo reside en la tentación de ajustar la hora mientras toca la sonería de la repetición. Si bien otras marcas relojeras se limitan a prohibir formalmente este ajuste, Blancpain no se contenta con esta solución. Cuando se activa el gatillo de la repetición para contabilizar las horas, los cuartos y los minutos, la corona se desconecta del movimiento. Así, si al propietario se le ocurre ajustar la hora mientras escucha el tintineo de su guardatiempos, gesto que destrozaría el mecanismo de la repetición en otros relojes, dicha acción no provoca ninguna consecuencia nefasta y la corona gira simplemente en el aire.
Una segunda innovación importante se ha integrado en el reloj Le Brassus Carrousel Répétition Minutes Chronographe Flyback, se trata de un barrilete de dimensiones particularmente generosas para la repetición. En todas las repeticiones de minutos, la activación de un gatillo situado en el flanco de la caja produce la energía necesaria para la indicación acústica de las horas. Este gesto arma el barrilete de la repetición proveyendo la fuerza necesaria para golpear los martillos contra los timbres. Según una práctica habitualmente empleada en la industria relojera, los
barriletes de las repeticiones de minutos se remontan por lo general una vuelta y media cuando el gatillo se activa. Lamentablemente, la energía almacenada se consume antes de terminar de tocar las notas de una sonería particularmente larga, por ejemplo cuando son las 11h59, que requiere once indicaciones sonoras para las horas, tres para los cuartos (cada una de las cuales requiere dos notas) y catorce para los minutos. Por consiguiente, el volumen es por lo general más débil y, en muchos casos, el tempo de la sonería ralentiza tristemente al final. Para resolver este problema, Blancpain ha dotado la repetición con un barrilete extremadamente grande que se remonta cinco vueltas cuando se activa el gatillo. Así, en lugar de desarmarse íntegramente después de 1,5 vueltas, el barrilete de Blancpain posee aún una reserva de energía de 3,5 vueltas cuando se emiten las últimas notas de las indicaciones más largas. Por ello, el volumen y el ritmo de la sonería permanecen constantes hasta la última nota sin perturbar el volumen ni el tempo de la sonería.
Los timbres constituyen la tercera característica esencial de la repetición de minutos del Le Brassus Carrousel Répétition Minutes Chronographe Flyback. Estos son extremadamente largos y no se contentan con rodear al movimiento, sino que dan una vuelta y media en torno al mecanismo del reloj. Este largo suplementario, que recibe la apelación de “timbres catedral”, aporta una riqueza y una plenitud suplementarias a la sonería. Es obvio que si el sonido no se trasmite correctamente del interior del movimiento al exterior de la caja, todos los esfuerzos de construcción serían en vano. Para mejorar la transmisión del sonido, Blancpain ha soldado los timbres catedral a las paredes de oro rojo de la caja. Esta fijación directa aumenta de manera significativa el volumen y la claridad sonora.
Todas estas innovaciones lucen, de pleno derecho, una apariencia elegante. Para destacar la complejidad de su movimiento provisto de sutiles refinamientos, los principales componentes del Le Brassus Carrousel Répétition Minutes Chronographe Flyback se presentan en un escenario de oro rojo. La platina principal y los puentes están elaborados en oro rojo macizo. Los puentes están grabados a mano en el taller de las grandes complicaciones de Le Brassus. La decoración de las faces exige un día completo de minuciosa labor manual para cada puente. Asimismo, requiere un trabajo extremadamente minucioso y preciso para realizar en los bordes un achaflanado manual con una lima y un bruñidor, así como para hacer el perlado, que se aplica incluso en las partes invisibles. Todos los demás componentes también están achafl anados, cepillados, pulidos y decorados a mano. La escala de los minutos en la esfera está realizada en esmalte gran fuego. Por último, como la gran complicación está dotada de un movimiento de carga automática, la masa oscilante también luce el destello y la calidez del oro rojo de 22 quilates.
Una gran complicación encarna la máxima expresión del arte relojero. Consideradas separadamente, las complicaciones del Le Brassus Carrousel Répétition Minutes Chronographe Flyback –el carrusel volante, el cronógrafo Flyback, los timbres catedral de la repetición de minutos– constituyen avances determinantes en el ámbito de la Alta Relojería. No obstante, aquí el total vale más que la suma de sus partes, pues están integradas en un solo movimiento cuya belleza y funcionalidad trascienden a cada uno de sus componentes individuales para ofrecer a su propietario la felicidad única de poseer una gran complicación que hasta entonces jamás había sido producida.