Capítulo 1
Una primicia mundial, un carrusel y un tourbillon reunidos en un reloj de pulsera.
Las indicaciones dadas por Marc A. Hayek en 2009 parecían bien claras, no quedaba la menor duda. “Estudiemos la posibilidad de realizar un reloj que reúna un tourbillon y un carrusel”. ¿Reunir? ¿Qué quería decir exactamente el término “reunir”? Esta importante decisión la tenían que tomar los maestros relojeros de Blancpain. Ellos tenían libertad absoluta e ilimitada para elaborar las propuestas que asociarían los conceptos del tourbillon y del carrusel de modo que correspondan a la una o a la otra de las numerosas acepciones del verbo “reunir”.
Aunque el anuncio de esta misión dio alas a su imaginación (¿por qué no integrar un carrusel a un tourbillon o inversamente?), la primera idea no sobrevivió a un examen detallado. Mientras el elemento central del tourbillon está compuesto por una rueda fija en torno a la cual gravitan los componentes del reloj sobre los que recae la medición del tiempo, el principio del carrusel reposa en el pivotamiento de estos mismos elementos sin una rueda fija. Por ello, no existe ninguna manera de integrar estos dos dispositivos en una sola construcción. Lógicamente, la atención de los relojeros se concentró en el desarrollo de un guardatiempos totalmente inédito que estaría dotado de un tourbillon y de un carrusel a la vez, reunidos en un mismo reloj.
Como en todo proyecto innovador, las siguientes etapas podían tomar numerosas direcciones. Si se dispone un tourbillon y un carrusel en el mismo reloj, ambos mecanismos deberían ser alimentados por un solo barrilete. En este caso, ¿cuál tendría que ser la disposición de estos tres elementos en el interior de la caja? Se podría, por ejemplo, disponer el barrilete en la parte alta con el tourbillon mientras que el carrusel se albergaría en algún lugar en la parte inferior; o al contrario, colocar el carrusel arriba y el tourbillon abajo; ¿a menos que sea preferible disponerlos a ambos lados del barrilete? Cada una de estas confi guraciones fue objeto de un estudio profundo hasta que nació una mejor idea: dotar al tourbillon y al carrusel de barriletes separados. En efecto, dos barriletes distintos ofrecían la posibilidad de llegar a una disposición armoniosa gracias al alineamiento vertical del tourbillon y del carrusel.
Una vez aceptada, esta decisión abrió el camino a fases ulteriores. Esta constatación no implica que la inventiva se detuvo en este punto ni que empezó en 2009 con las indicaciones proporcionadas por Marc A. Hayek. Desvelado en el Salón de Basilea de 2013, el Tourbillon Carrousel es el fruto de inventos que marcaron el inicio de los años 80 y de otros que vieron la luz en el trascurso del siguiente cuarto de siglo. El Tourbillon Carrousel asocia tres ámbitos esenciales que ilustran la fuerza innovadora de Blancpain. En primer lugar, la creación del primer tourbillon volante un minuto en el mundo; en segundo lugar, la realización del primer carrusel volante un minuto del mundo y, por último, el desarrollo de los medios necesarios para reunir estos dos avances capitales en un solo guardatiempos.
Antes de reconstituir la evolución para asociar estas dos construcciones, que dicho sea de paso duró cuatro años, no está de más remontar el tiempo un instante para examinar en detalle los dos miembros de esta unión, ya que cada uno encarna un logro relojero importante.
El Tourbillon Volant Une Minute de Blancpain. Como todos los tourbillons fabricados desde el invento de este dispositivo patentado en 1801 por Abraham-Louis Breguet, el Tourbillon Volant Une Minute fue concebido para compensar las variaciones de marcha ocasionadas por los cambios en las posiciones verticales. Independientemente del cuidado dedicado a su realización, es inevitable que un reloj mecánico avance o se atrase ligeramente en las distintas posiciones verticales, defi nidas por lo general por las expresiones “corona arriba”, “corona abajo”, “corona a la derecha”, “corona a la izquierda”. La idea fundamental del origen del tourbillon consiste en hacer girar constantemente los componentes responsables de la medición del tiempo de modo que los errores de posición provocados por la gravedad se anulen recíprocamente. En todos los tourbillons estos elementos están dispuestos en una jaula que gira en torno a una rueda fija con una frecuencia periódica (una rotación por minuto es la norma más frecuente en los relojes modernos). Esto era lo que se especificaba en la patente acordada en 1801 y que sigue siendo hasta el día de hoy el corazón de una construcción de tourbillon.
Puesto a punto al inicio de la década de los 80 por un equipo dirigido por Vincent Calabrese, el tourbillon original de Blancpain fue desarrollado a partir del principio en el que se basan las construcciones tradicionales del tourbillon. El uso en vigor durante los 180 años precedentes consistía en mantener la jaula en rotación entre dos puentes (uno arriba y otro abajo) y colocar el volante en el centro de la jaula. Vincent Calabrese y Blancpain consideraron que sería posible optimizar la construcción clásica suprimiendo el puente superior y descentrando ligeramente el volante. Estas mejoras han aportado ventajas considerables. Para empezar, tan solo el hecho de retirar el puente superior permitió aumentar la visibilidad del mecanismo del tourbillon, pues ningún obstáculo se interpone entre el tourbillon y la mirada del observador. A esta construcción dotada de un solo puente se le denomina “tourbillon volante”, ya que el único apoyo con que cuenta la jaula en rotación se sitúa en la parte inferior del mecanismo. Esta disposición confiere a la parte superior la apariencia de una jaula “voladora”, que “vuela” en el espacio. Segundo, al descentrar el volante, Vincent Calabrese pudo reducir de manera significativa el grosor de la jaula, creando así el tourbillon más plano del mundo.
Estas dos innovaciones de Blancpain hicieron que la realización de un tourbillon fuera incomparablemente más compleja que la de las concepciones habituales. Tan solo la descripción del tourbillon volante revela la difi cultad adicional que supone un puente en lugar de dos para soportar la jaula en rotación. Su concretización requirió la puesta a punto de un sistema de rodamiento de esferas para la jaula sobre el puente inferior, perfeccionado a lo largo de los años gracias al uso de la cerámica. ¿Hasta qué punto podemos considerar que la construcción del primer reloj de
pulsera equipado con un tourbillon volante era revolucionaria? Blancpain no solo se había enfrentado a un reto excepcional, sino que además le presentaba al mundo relojero el primer tourbillon volante un minuto en un guardatiempos de cualquier dimensión, ya fuera de bolsillo o de muñeca.
El Carrousel Volant Une Minute de Blancpain. La idea fundamental del carrusel es idéntica a la del tourbillon: la rotación constante de los elementos responsables de la medición del tiempo permite anular las variaciones provocadas por la gravedad en la marcha del reloj en posición vertical. La diferencia esencial entre el carrusel y el tourbillon reside en los medios empleados para llegar a esta rotación. En el tourbillon, los relojeros recurren a una rueda fija cuya rotación se emplea para proporcionar la energía necesaria al escape y al volante. Un carrusel no tiene rueda fija pero dispone de dos trenes de ruedas, uno para hacer girar la jaula y otro para alimentar el volante y el escape.
En sus orígenes, el carrusel fue inventado por Bahne Bonniksen, un relojero danés establecido en Inglaterra. Su idea original consistía en desarrollar un reloj preciso que esquivara la patente registrada por Breguet. De manera subsidiaria, esperaba que su construcción fuera más económica que la de un tourbillon. Bonniksen logró cumplir su primer objetivo con brío, pero fracasó en el segundo. Incluso si los relojes de bolsillo con carrusel alcanzaron una precisión superior a las prestaciones demostradas por los relojes equipados con un tourbillon, su coste de producción resultó ser mucho más elevado debido a su complicación adicional y a su mayor número de componentes.
A pesar de su producción más onerosa, los relojes de bolsillo con carrusel inspirados por Bahne Bonniksen suscitaron un gran entusiasmo en Coventry, la ciudad de residencia del relojero, a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX. En efecto, en 1904, 38 de los 50 mejores relojes sometidos al concurso de precisión organizado por el observatorio inglés de Kew eran carruseles, y dominaban ampliamente la competición. Lamentablemente para el universo relojero, los carruseles solo se construían en Inglaterra, de modo que el derrumbamiento de la industria relojera al otro lado de la Mancha también significó el fin de la producción de los carruseles y, por consiguiente, su total desaparición.
Por ello, cuando Blancpain recompuso un equipo, dirigido nuevamente por Vincent Calabrese, para incorporar el primer carrusel en un reloj de pulsera, el objetivo consistió en hacer revivir un arte en gran parte olvidado. Al igual que para el tourbillon, el equipo de Blancpain no se contentó con recrear los mecanismos existentes, también perfeccionó una innovadora construcción bajo numerosos aspectos. En el momento de su presentación en el Salón de Basilea en 2008, el carrusel de Blancpain no solo era el primer carrusel integrado en un reloj de pulsera, sino también el primer carrusel volante un minuto jamás realizado y el carrusel que ofrecía la reserva de marcha más larga de toda la historia de la relojería.
El carrusel de Blancpain también marcó una etapa en la historia de la relojería, la que podría considerarse con cierta ironía. En el tourbillon volante de Blancpain, el volante descentrado constituye la característica que le confiere su particularidad. La arquitectura inversa se emplea en el carrusel. Mientras las construcciones históricas de relojes de bolsillo con carrusel llevaban un volante descentrado, Blancpain resolvió disponer el volante en el centro de la jaula.
La reunión. Los problemas generados por la presencia de un barrilete para las dos construcciones y la disposición de los elementos sólo fueron los primeros desafíos a los que se tuvo que enfrentar la incorporación de dos mecanismos emblemáticos de Blancpain en un mismo reloj. Uno de los problemas tratados inicialmente puede parecer banal, e incluso trivial. Si se colocaban dos barriletes, uno para el tourbillon y el otro para el carrusel, ¿de qué manera se podrían remontar? Mediante una sola corona, definitivamente. No obstante, como el tourbillon y el carrusel están dispuestos verticalmente en el reloj, resulta imposible colocar los dos barriletes uno junto al otro; estos deberían encontrarse frente a frente. La interrogación fundamental consistía entonces en determinar un método para armar dos barriletes alejados el uno del otro.
La solución tomó la forma de un gran aro de armado situado en torno al movimiento. Dotado de dientes sobre su borde interior, este gran aro puede engranar simultáneamente las ruedas de armado de los dos barriletes. A pesar de su forma de “aro”, los constructores de Blancpain prefirieron darle el nombre de “corona”, ya que su objetivo es armar los dos barriletes.
La realización de esta pieza no fue nada simple. El verdadero problema consistió en la manera de fijar la “corona de armado”. Se concibieron numerosos elementos para mantenerla en su lugar. Para asegurar su fijación lateral, fue necesario disponer cuatro cojinetes de rubí alrededor de la parte exterior del movimiento, en lugares estratégicos. Tres en los puntos en los que se ejercen las coacciones más fuertes: cerca de las dos ruedas de armado para los barriletes y a proximidad de la tija. Además, se dispuso una espiga de acero con forma de disco en la superficie superior de cada cojinete de rubí para aportar un apoyo vertical. En la otra dirección, la corona de armado se mantuvo a la altura necesaria mediante una espiga embutida en el puente. La corona en sí misma es extremadamente difícil de producir y, debido a su forma tan compleja, cada uno de sus dientes debe ser tallado individualmente.
Más allá de un armado único, existe otro aspecto en esta “unión” que reside en la concepción de ciertos elementos del tourbillon y del carrusel. Los volantes y las espirales de cada conjunto tuvieron una evolución parecida. Por primera vez, Blancpain confeccionó las espirales de silicio del volante para el tourbillon y el carrusel. Ahora, resulta interesante señalar otra innovación. Se trata de una construcción inédita para el volante que posee unos tornillos destinados a la regulación de la inercia. Este tipo de regulación de tornillo, que hoy es una característica de todos los movimientos recientes de Blancpain, ofrece una mayor precisión para la regulación del reloj y una resistencia superior a los golpes. En el Tourbillon Carrousel, los volantes poseen unas hendiduras en lugar de tornillos de regulación.
Estos cortes permiten insertar en las jaulas unos volantes de diámetro ligeramente superior. Bajo cada uno de estos aspectos –espiral de silicio, regulación de inercia, diseño de volante–, el tourbillon y el carrusel son idénticos.
Llegados a este punto, los avezados coleccionistas de relojes se preguntarán cómo las informaciones procedentes de dos conjuntos están asociadas en una sola indicación. La respuesta se presenta bajo la forma de un diferencial que en este caso está dotado de dos ruedas externas, cada una engranada por un piñón, una desde el tourbillon y la otra desde el carrusel. El piñón está montado sobre un dispositivo denominado “satélite”. A su vez, la aguja de los minutos del reloj está unida a un árbol que gira con el satélite. Si el tourbillon y el carrusel adoptan un mismo ritmo, la posición relativa del piñón del satélite no cambiará y girará a la velocidad común de los dos sistemas. Al contrario, si se presenta una diferencia en el ritmo de los dos conjuntos, el satélite girará al promedio de marcha de los dos sistemas. Aunque la construcción es compleja, el resultado es relativamente simple de comprender. Con dos entidades distintas, los resultados de la una y de la otra se compensan. Así, asumamos la hipótesis de que el tourbillon se adelanta 2 segundos por día y que el carrusel se atrasa 2 segundos por día, lo que nos dará una precisión perfecta. Otro ejemplo: si el tourbillon no se atrasa ni se adelanta 0 segundos por día y el carrusel se adelanta 2 segundos por día, el reloj mostrará un adelanto de 1 segundo por día.
En realidad, el mecanismo del Tourbillon Carrousel comprende tres diferenciales. Además del diferencial concebido para hacer converger las informaciones procedentes de dos sistemas y determinar una marcha media, existe un diferencial para la visualización de la reserva de marcha dispuesta en el reverso del reloj y otro para la corrección de la indicación de la fecha.
El último detalle de la construcción del movimiento requiere la mayor atención para asegurar una “feliz unión”. Desvelado en 2008, el carrusel original de Blancpain poseía una reserva de marcha de 100 horas, lo que representaba un récord mundial para un guardatiempos con carrusel. Al establecer igualmente nuevas normas mundiales en el momento de su presentación, los tourbillons de Blancpain elevaron la reserva de marcha a 8 días. Como ambos evidentemente funcionan juntos, los constructores de Blancpain fi jaron la reserva de marcha en 7 días y concibieron un nuevo barrilete más grande para el carrusel a fin de que este alcance el mismo valor.
La decoración del movimiento refleja el refinamiento de su construcción. El lado de la esfera del reloj Tourbillon Carrousel está calado para desvelar la platina a la mirada del observador. Por primera vez en uno de sus calibres, Blancpain ha grabado a mano un motivo guilloché conocido como “flinqué”. A través del fondo transparente, los puentes presentan un acabado arenado rodiado. Existen diversos tratamientos entre el borde del acabado arenado y el borde pulido brillante del ángulo que destaca la belleza de las dos decoraciones. Mencionemos por último dos ornamentaciones: la visualización de la reserva de marcha recurre a un contraste entre un fondo con acabado arenado y un pulido especular para ilustrar el estado de la carga. Se ha colocado un aro en torno a la apertura del carrusel y se ha guilloché a mano al igual que la parte superior del movimiento.
La esfera del reloj está confeccionada con la técnica de esmalte gran fuego. Para conferirle una profundidad suplementaria, se aplican capas de esmalte que se hornean sucesivamente antes de aplicar la siguiente. Los elegantes índices de oro son inhabituales en una esfera esmaltada.
El Tourbillon Carrousel está provisto de una caja de oro rojo de 44,6 milímetros de diámetro.