Capítulo 1
La presentación de un nuevo calibre siempre es un momento especial, más aún cuando se trata de un movimiento de cronógrafo.
¿De qué manera conviene anunciar al mundo la llegada triunfal de un nuevo movimiento de cronógrafo? Para gran parte de la industria relojera la respuesta sería “con fausto”. Es decir, con proclamaciones sonoras, generosas recepciones para los representantes de la prensa y, por supuesto, un viaje a una destinación exótica que ofrezca un marco ideal para servir en abundancia vinos, champanes y canapés. Una fórmula que se repetirá cada vez que nazca un nuevo calibre. Blancpain, sin embargo, prefi ere la modestia y la discreción, y no grita a voz en cuello sus hazañas para celebrar el lanzamiento de un movimiento inédito. De haberlo hecho, las exclamaciones de entusiasmo se hubiesen sucedido durante los últimos años casi sin interrupción, pues en ese tiempo Blancpain ha dado a luz nada menos que 33 nuevos calibres.
Tras esta constatación inicial, conviene considerar la importancia particular que merece el lanzamiento de un nuevo movimiento de cronógrafo. Los desafíos que hay que afrontar en el desarrollo de este complejo mecanismo son tan arduos que la gran mayoría de marcas que tienen cronógrafos mecánicos en el mercado compra sus movimientos a proveedores externos. Entre ellas, hay dos que declaran pertenecer al restringido círculo de las “manufacturas” de Alta Relojería, y aunque ciertamente ambas han logrado producir varios calibres, hasta el día de hoy su palmarés no incluye ningún movimiento de cronógrafo. En un contexto como este, hubiese sido totalmente legítimo que se produjese un gran alboroto en la última edición de Baselworld, en la que Blancpain presentó sin la menor fanfarria el Bathyscaphe Chronographe Flyback, y su calibre F385 totalmente inédito.
El Bathyscaphe Chronographe Flyback ocupa un lugar de honor en la colección Fifty Fathoms junto a su primo hermano, el Bathyscaphe Automatique. Estos dos modelos Bathyscaphe perpetúan la tradición de Blancpain presentándose como versiones más pequeñas del Fifty Fathoms y respetando fielmente las características de buceo emblemáticas de dichos modelos. Al igual que los Bathyscaphe originales, que debutaron en 1956 y evolucionaron con el Fifty Fathoms, los últimos modelos Bathyscaphe se desarrollan de manera paralela con la nueva complicación de cronógrafo, que también encontramos en el cronógrafo Fifty Fathoms.
Más allá de estos vínculos históricos, lo más destacado de esta presentación es el calibre F385. A pesar de que su mecanismo es completamente nuevo, Blancpain ha sabido inspirarse en su vasta reserva de conocimientos y en la experiencia adquirida con las distintas variantes de su famoso movimiento F185. Durante sus treinta años de existencia, el F185 se impuso como una referencia en el ámbito de los cronógrafos de prestigio. Su diseño gozó de tanta celebridad en la industria relojera que una marca del Valle de Joux copió servilmente la forma de sus componentes esenciales con tan pocos escrúpulos que, cuando estos se colocan sobre los trazos de los contornos de las piezas del F185, ambos son absolutamente idénticos. Otra marca establecida en Ginebra reconoció públicamente haberse “inspirado” en su construcción para desarrollar uno de sus calibres de cronógrafo.
Antes de dedicarnos a estudiar las excepcionales competencias relojeras que atesora el F385, conviene observar algunos aspectos esenciales totalmente inéditos, empezando por su frecuencia. El F385 palpita a una frecuencia de 5 hercios o 36.000 alternancias por hora, que es perfectamente adaptada a un cronógrafo, ya que cada segundo se divide de manera natural en intervalos de una décima de segundo. La segunda ventaja reside en su mayor precisión. En efecto, el aumento de la frecuencia permite mejorar la exactitud de la marcha. Mientras que las variaciones de marcha se evocan por lo general en “segundos por día”, los relojeros se interesan por las amplitudes de un reloj. La amplitud está defi nida por el número de grados descritos por el volante cuando este oscila de adelante hacia atrás y viceversa. A este respecto, las normas habituales se sitúan en torno a los 300 grados en posición horizontal. Cuando la amplitud permanece cerca de este valor con una constancia relativa, la precisión de marcha puede optimizarse. Ahora bien, ¿cómo puede contribuir una elevada frecuencia a este proceso? La respuesta es simple: cada vez que un evento modifica la amplitud del reloj, la perturbación provocada desaparece más rápido a una elevada frecuencia y esta situación ejerce una influencia positiva sobre la precisión del reloj.
La nueva frecuencia viene acompañada por un volante de concepción revolucionaria. Al igual que muchos de los volantes que equipan los recientes movimientos de Blancpain, esta pieza está confeccionada en glucydur tratado con oro negro y lleva cuatro tornillos de oro para el ajuste fino de la regulación. Este modo de regulación es extremadamente resistente a los golpes, ya que resulta improbable que un impacto pueda alterar la posición de un tornillo. Como en el resto de los nuevos calibres de Blancpain, la espiral es de silicio. Este material presenta numerosas ventajas. En primer lugar, es antimagnético. En la industria relojera, la norma consiste en emplear espirales fabricadas en un metal que se puede magnetizar si se somete a intensos campos magnéticos. Su influencia modifica permanentemente las características de las fi nas espiras porque algunas de ellas se atraen y otras se rechazan. Este fenómeno ejerce efectos a todas luces nefastos en la precisión del reloj. En el caso del silicio, no está sujeto a la magnetización residual cuando entra en contacto con un campo magnético de cierta intensidad. Esta espiral presenta otro beneficio esencial que cabe destacar: las propiedades naturales del silicio aumentan considerablemente el isocronismo. Este término designa la manera en que la amplitud del volante decrece a medida que el muelle real se distiende. Lógicamente, la fuerza del muelle es mayor cuando el barrilete se remonta y menor cuando comprende una reducida cantidad de energía. Una espiral de silicio aumenta el isocronismo con respecto a los materiales estándar, ya que permite mejorar la constancia de las amplitudes. Para destacar la presencia de un nuevo volante, el F385 posee un coq completo, lo que en otros términos signifi ca que el puente que sujeta el volante está fi jado en sus dos extremidades.
Este calibre se distingue por otro elemento innovador: el brazo —denominado báscula— de la función flyback. Esta complicación es particularmente útil para cronometrar eventos sucesivos. En un cronógrafo habitual se necesitan tres manipulaciones para cronometrar un intervalo temporal y empezar una nueva medición: la primera, para detener el cronometraje en curso; la segunda, para poner las agujas a cero; la tercera, para lanzar la medición del segundo evento. La función flyback realiza este conjunto de operaciones mediante la simple activación del pulsador de vuelta a cero del cronógrafo. Este gesto termina el cronometraje del primer evento y hace que las agujas vuelvan a cero y empiecen inmediatamente una nueva medición. Hace muchos años, Blancpain introdujo esta funcionalidad en un gran número de cronógrafos. En el F385, la construcción de una palanca especial constituye un elemento innovador. En lugar de tener una forma maciza, el brazo de acero posee una “hendidura” larga que permite amortiguar los golpes, de modo que la activación del pulsador de vuelta a cero aplica la fuerza a un solo lado de la hendidura, mientras que su transmisión a los componentes del movimiento se lleva a cabo por el otro. Esta absorción de golpes asegura una vuelta a cero y un arranque inmediato caracterizados por una agradable sensación de suavidad.
El disco de la fecha del F385 incluye un nuevo diseño que incorpora tres cojinetes de rubí en torno a su circunferencia. Para evitar la más mínima fricción durante el cambio de fecha, los diseñadores dispusieron uno de los rubíes de modo tal que apenas toca el círculo de la indicación. Este ligero margen de maniobra garantiza que el disco no se inmovilice antes de haber cumplido su labor.
El nuevo calibre F385 también se caracteriza por su ornamentación. Para aumentar el placer visual, se ha esculpido el puente de la rueda de segundos —visible a través del fondo de cristal de zafi ro transparente—, lo que permite revelar el incesante funcionamiento de ese componente. Respetando el espíritu deportivo del Fifty Fathoms, los puentes están ornamentados con un delicado motivo “acaracolado soleado”. Conviene recordar que el F385 también ha hecho una entrada triunfal en la colección Villeret. En esta versión, los puentes lucen una decoración Côtes de Genève. Por último, cabe destacar que el rotor de oro macizo ha recibido un acabado NAC, que le confiere un matiz oscuro, antes de ser arenado, mientras que en los modelos Villeret la masa oscilante se presenta con un motivo guilloché.
A pesar de que el F385 es un movimiento concebido desde cero, Blancpain no le ha dado la espalda a la vasta experiencia adquirida con su predecesor, el F185. En efecto, los principios fundamentales de tres elementos esenciales del F185 han sido fuente de inspiración para la creación de los componentes análogos en el F385: el embrague vertical, la rueda de pilares y el martillo de vuelta a cero. Considerado como el corazón del cronógrafo, el embrague vertical es responsable de su puesta en marcha y su desactivación. Para poner en marcha el cronógrafo, el embrague vertical conecta su mecanismo, incluyendo el segundero, al rodaje habitual del reloj. La parada de una medida provoca la operación contraria y el embrague desconecta el mecanismo del cronógrafo del rodaje del reloj. Por muy simple que parezca esta descripción, la construcción de un mecanismo de embrague vertical es una labor terriblemente compleja. Puede preguntárselo a la marca que copió la forma de los componentes de Blancpain. Sus técnicos fueron capaces de reproducir los contornos, pero no las tolerancias ni la tensión del muelle. Por consiguiente, gran parte de los relojes con un mecanismo formado por estos elementos imitados no funciona de manera satisfactoria.
Los beneficios de un embrague vertical son múltiples. Para empezar, y al contrario que otros sistemas —denominados embragues horizontales—, que dependen de la penetración inmediata de las ruedas para empezar una medición, el embrague vertical garantiza un arranque suave, sin riesgo de que salte la trotadora, que por lo general interviene cuando las ruedas se engranan bruscamente. Al empezar una medición en un embrague vertical, dos discos se presionan mutuamente. Este contacto se produce siempre con gran suavidad. En segundo lugar, y a diferencia de los sistemas de engranaje con ruedas, el cronógrafo puede funcionar permanentemente si su propietario así lo desea. En efecto, los sistemas de engranaje de ruedas recurren a un muelle de tensión para evitar la sacudida de la aguja del cronógrafo mientras describe sus evoluciones en torno a la esfera. Cuando el cronógrafo se pone en marcha, la presencia de este muelle reduce la amplitud del volante y perturba la precisión de mar
El F385 con el cronógrafo en marcha. La rueda de pilares (en rosa) se encuentra en una posición que separa la pinza (en gris verdoso), permitiendo que el disco (en verde) y la rueda de cronógrafo (en azul claro) del embrague vertical se solidaricen y conecten el mecanismo del cronógrafo con el tren de ruedas del reloj.
El F385 con el cronógrafo parado. Situado a la extrema izquierda, el brazo de la vuelta al vuelo (en violeta) está concebido para absorber los golpes. La activación del pulsador de vuelta a cero actúa sobre el exterior del brazo mientras el interior pone en movimiento el martillo de vuelta a cero (en azul claro), el cual a su vez empuja las tres levas en forma de corazón (en azul oscuro) de la trotadora del cronógrafo (en el centro), del contador de minutos (a la izquierda) y del contador de las horas (a la derecha). La pinza (en gris verdoso) levanta el disco del embrague vertical (en verde) y, al separarse de la rueda de cronógrafo (en azul claro), desconecta el mecanismo del cronógrafo del tren de ruedas del reloj.
cha del reloj. La concepción del muelle de tensión del sistema de embrague vertical de Blancpain no tiene ninguna influencia sobre la amplitud, así el cronógrafo esté en marcha o no lo esté.
El F385 está también dotado de una rueda de pilares, una exclusividad de los cronógrafos de altos vuelos. Del mismo modo que el embrague vertical constituye el “corazón” del cronógrafo, podemos afi rmar que la rueda de pilares es su “cerebro”. Este elemento está compuesto por pequeños pilares dispuestos en la superfi cie de un disco. Los dedos que se apoyan contra uno de los pilares o los intervalos que se extienden entre dos pilares controlan el embrague vertical y el martillo de vuelta a cero, que también sirve de freno. La activación del pulsador de puesta en marcha/ parada provoca la rotación de la rueda de pilares. Esta transmite el cambio a los componentes del cronógrafo mediante el desplazamiento de los dedos, que topan contra un pilar o caen entre ellos. En pocas palabras, desempeña el papel de central de mando. Las ruedas de pilares son muy apreciadas en los cronógrafos de Alta Relojería, ya que confieren una sensación aterciopelada en el momento de iniciar o terminar una medición y poner a cero las agujas del cronógrafo. Las construcciones alternativas, naturalmente menos costosas, recurren a una “lanzadera”, que no garantiza la más mínima suavidad de funcionamiento. El diseño de los puentes del F385 fue concebido para permitir que el observador contemple plenamente la rueda de pilares.
El tercer principio esencial adoptado por el F385 es el sistema de vuelta a cero. En esencia, todos los cronógrafos recurren a una cama denominada “corazón” para volver a poner las agujas a cero. Cuando un martillo ejerce una fuerza sobre el borde del “corazón”, este responde volviendo siempre a la misma posición, que corresponde claramente a cero. Esta propiedad hace que la pieza aporte una solución ideal. Al igual que en el F185, Blancpain utiliza un elemento que sirve simultáneamente de martillo para la trotadora del cronógrafo y de indicador para los contadores de las horas y de los minutos. La presencia de un solo componente es el mejor garante de un retorno simultáneo de las agujas a cero.
Aunque el nuevo calibre es decididamente la innovación principal del Bathyscaphe Chronographe Flyback, su caja también ofrece una novedad. Por primera vez, Blancpain propone una caja íntegramente confeccionada en cerámica. Con su matiz de diamante negro, confiere al Bathyscaphe una apariencia espectacular. Las ventajas de este material no son solo estéticas, pues la cerámica empleada por Blancpain ofrece también una extraordinaria resistencia a las rayaduras. La dureza de este material es tan elevada que la caja se debe pulir con instrumentos de diamante, ya que las otras herramientas no son lo suficientemente duras para realizar esta operación. Los diseñadores de Blancpain ilustran esta característica señalando que cualquier tipo de raya aparente en la superficie de cerámica de la caja no es en realidad una marca, sino residuos de materiales que estuvieron en contacto con ella.
Las cajas de cerámica poseen, además de su extrema dureza, otras propiedades muy apreciadas. Son también, por ejemplo, biocompatibles, es decir, no provocan alergias.
Blancpain utiliza dos cerámicas distintas en el Bathyscaphe Chronographe: la primera para los pulsadores y la corona, la segunda para el bisel y el fondo. Para la fabricación de los pulsadores y la corona el material se inyecta en un molde. El proceso de producción de la caja, el bisel y el fondo es incomparablemente más complejo. Todo empieza con un material que se presenta en forma de polvo. Este se inyecta y se prensa en un molde que, como veremos a continuación, no corresponde en absoluto a sus contornos defi nitivos. El componente obtenido se calienta a una temperatura superior a los 800° C con el fin de eliminar los liantes orgánicos contenidos entre los granos de cerámica. A pesar de que la forma es correcta, su tamaño no lo es. En el interior de la cerámica habrá espacios vacíos que antes estaban ocupados por los liantes orgánicos y que fueron retirados con el tratamiento térmico. La siguiente etapa consiste en suprimir dichos intersticios. Para ello, los componentes son sometidos a una elevadísima presión. El tamaño se reduce considerablemente y la porosidad desaparece, mientras la densidad y la dureza aumentan. Solo falta proceder con las operaciones de pulido, que debido a la dureza extraordinaria de la cerámica deben realizarse con herramientas de diamante. La carrura de la caja y los bordes del bisel reciben un acabado satinadocepillado, mientras que el bisel, con sus índices en Liquidmetal®, queda suavemente pulido.
Los pulsadores herméticos del Bathyscaphe Chronographe Flyback son otra característica que encuentra su origen en el cronógrafo Fifty Fathoms. Casi todos los relojes “de buceo” están dotados de pulsadores equipados con un mecanismo de bloqueo. Estos dispositivos de tornillos permiten inmovilizar los pulsadores, de modo que el propietario no pueda activarlos mientras bucea. Ahora bien, esta función está reservada a los momentos en que los relojes se encuentran fuera del agua, a pesar de que se anuncian como “cronógrafos de buceo”. Para Blancpain, esta opción impone una restricción de uso que no tiene razón de ser. Tanto el cronógrafo Fifty Fathoms como el nuevo Bathyscaphe están dotados de pulsadores herméticos a 30 bar y pueden ser empleados bajo el agua. Así, estos relojes responden plenamente a la definición de “cronógrafo de buceo”.
El nuevo Bathyscaphe Chronographe Flyback se ofrece en dos versiones: una en cerámica negra con un diámetro de 43,6 milímetros; la otra en acero inoxidable satinado-cepillado con un reducido diámetro de 43 milímetros. Al igual que el Bathyscaphe Automatique, ambos modelos poseen biseles de cerámica con índices en Liquidmetal®. Los brazaletes en tela de vela y en NATO están disponibles para las dos versiones, mientras que la variante de acero inoxidable trae en opción un brazalete en el mismo material.
Además de estas dos ediciones estándar, Blancpain ha creado una serie limitada especial del Bathyscaphe Chronographe Flyback llamada “Ocean Commitment”. Los 250 ejemplares de este modelo se distinguen por su caja de cerámica gris y por la esfera y el bisel azul oscuro, así como por un rotor grabado con la inscripción Ocean Commitment. Por cada reloj vendido de esta serie especial, Blancpain realizará una donación complementaria a las organizaciones que apoya en el marco de sus iniciativas a gran escala destinadas a asegurar la salvaguarda y protección de los océanos.