Capítulo 2
Un oficio artesanal tradicional originario de Japón.
No resulta algo obvio que una de las milenarias formas de arte japonés, en concreto la preferida por los samuráis para adornar algunas partes de su katana (espada larga), haya llegado hasta los artesanos de Blancpain, en el Valle de Joux, que la emplean para decorar esferas bellas y singulares. Sin embargo, después de pasar un día con Christophe Bernardot, director del taller de oficios artísticos de Blancpain, la aplicación de esta técnica en el mundo de la relojería parece ser algo natural.
De hecho, los oficios artísticos ocupan un lugar privilegiado en la historia de la relojería. Los primeros relojes portátiles de bolsillo aparecieron en el siglo XV gracias a la invención del muelle real. No obstante, su fuerte no era la precisión. En realidad, eran tan imprecisos que algunos incluían una esfera solar para que el propietario pudiera tener a su disposición una referencia fiable sobre la hora del día. Debido a su cuestionable valor mecánico, los relojeros optaron por resaltar los aspectos artísticos como una forma de dar valor a sus creaciones. El esmaltado, el grabado y el dorado se aplicaban de manera generosa en estas tempranas piezas, lo cual no solo destacaba el valor del reloj, sino también el nivel de riqueza de su dueño. Con la invención del volante a finales del siglo XVII, que finalmente permitió a los relojeros crear un ritmo preciso para regular la marcha de los mecanismos y, por ende, las complicaciones, los oficios artísticos, que habían alcanzado altos niveles, siguieron floreciendo a la par que las innovaciones mecánicas.
Blancpain, que se caracteriza por su respeto hacia las grandes tradiciones de la artesanía manual relojera, ha entretejido los oficios artísticos con sus piezas y colecciones. En efecto, este respeto vital, que predomina en la aceptación y la práctica de Blancpain, la distinguen del resto de firmas de Alta Relojería. Mientras que otros buscan artistas externos hábiles en estos oficios, Blancpain adopta e incorpora estas artes en sus talleres de Le Brassus.
Christophe Bernardot es el director del taller de oficios artísticos de Blancpain. Se graduó como artista en la Escuela Regional de Bellas Artes de Besançon, tras lo cual trabajó durante varios años en diferentes medios. Primero en Porcelaine de Sèvres, en París, donde creó elaborados adornos de mesa exclusivos para un solo cliente: el gobierno francés. Las creaciones de Bernardot, curiosamente denominadas biscuits de Sèvres debido a que se horneaban dos veces, adornaron las mesas del Palacio del Eliseo y de las embajadas francesas. Después dedicó varios años al grabado, elaborando tapones de perfumeros en oro en Besançon. Luego abrió un poco más las alas y se dedicó al esmaltado, y durante diez años practicó todas las técnicas tradicionales de pintura en miniatura artesanal sobre esmalte, como el tabicado o cloisonné (donde se colocan finos hilos de oro sobre una superficie y se agrega esmalte para rellenar las áreas que forman los hilos) y el champlevé (donde se tallan áreas en una superficie y se rellenan los vacíos con esmalte). Su formación, por lo tanto, es un repertorio completo de artesanía al servicio del taller de Le Brassus: escultura, grabado y una amplia gama de motivos en esmalte.
Bernardot se ha rodeado en el taller de Blancpain de artistas talentosos que practican una gran variedad de especialidades: grabado de puentes de movimientos y masas oscilantes, damasquinado, esmaltado en múltiples formas, tallado de figuras autómatas en repeticiones de minutos, y, obviamente, shakudō, tema central de este artículo. Estos artistas traen consigo sus propios portafolios e impresionantes credenciales. En efecto, una de estas maestras grabadoras, MarieLaure Tarbouriech, ganó el primer puesto en la categoría de grabado en el concurso “Meilleurs Ouvriers de France” (Mejores Obreros de Francia, popularmente denominado MOF). Su trabajo ganador fueron los grabados de los puentes del calibre 15 de Blancpain, donde aparecían animales del Valle de Joux. Recibió el premio MOF de manos del mismísimo Nicolas Sarkozy en una ceremonia especial celebrada en el Palacio del Eliseo, lo que le da derecho a llevar un cuello tricolor en su bata de trabajo. Después de ganar el premio, Marie-Laure ha desarrollado una amplia gama de temas de grabado para puentes del calibre 15, incluyendo una de las pièces uniques, denominada Villeret Grande Décoration, con escenas de diferentes partes del mundo. El escenario suizo incluyó el Matterhorn, el Château de Chillon, la flor de edelweiss y muchos otros grabados de puentes, que fueron portada del número 10 de Lettres du Brassus.
Bernardot, no obstante, va más allá de la tradición relojera en un importante aspecto. Aunque posee todas las habilidades que han marcado históricamente la decoración en el oficio artístico relojero, no se siente obligado a repetir el pasado. Obviamente, está íntimamente familiarizado con los motivos históricos que han adornado importantes relojes, e incluso él mismo ha creado algunos de estos diseños, pero está convencido de que el arte no puede quedar atrapado y limitado por lo que ya se ha hecho en el pasado. Por lo tanto, su mente inquisitiva busca nuevas técnicas y diseños que se puedan conjugar con la complejidad de un reloj Blancpain. Su espacio de trabajo en el taller de Le Brassus está plagado de experimentos y ensayos con mezclas de texturas y colores que no se habían visto nunca antes en ningún reloj de pulsera. Precisamente esta búsqueda de ideas llevó a Bernardot hasta el shakudō, es más, la que lo llevó a convertirse en maestro de este antiguo arte japonés.
Técnicamente, el shakudō consiste en modificar el color de una aleación de oro y cobre desde el tono natural amarillo/naranja/bronce hasta una tonalidad negra/gris. Con frecuencia, la superficie se cepilla para darle complejidad y textura al color negro/gris, algo que en Blancpain también se hace. En su forma más básica, la aleación, que en este caso tiene forma de disco debido a que se usa para la esfera del reloj, se sumerge en un baño químico caliente hasta que se logra el color deseado. Hay mucha prueba y error en el proceso, aún partiendo desde la fórmula básica.
El disco se saca varias veces con pinzas especiales, se enjuaga y se examina el color, luego se sumerge nuevamente. Cuando el artista logra el tono perfecto, el shakudō queda terminado y el color del disco permanece estable. Es importante entender que el baño químico no crea una cubierta sobre el disco, sino que transforma el color de la aleación misma.
Aunque el proceso del baño químico es el centro del arte del shakudō, tanto a lo largo de la historia como en la actualidad en Blancpain, se utilizan técnicas artísticas adicionales tales como el grabado, el damasquinado y el tallado. Y no solo eso, sino que con frecuencia el proceso se repite en diferentes etapas para dar interesantes tonalidades y profundidad a los diseños que se hacen sobre la placa de la esfera.
Cada shakudō Blancpain es único. Su calidad va más allá de la variación artística en el coloreado y el grabado. Cada diseño es especial. Una muestra interesante de ello es la esfera Ganesha Shakudō. Ganesha, con su distintiva cabeza de elefante, es el dios de los inicios, ampliamente venerado en las religiones hindú y budista. Aunque Blancpain ha creado varias esferas con la imagen de Ganesha en el centro, cada diseño es exclusivo. Diferentes artistas del taller Blancpain trabajan en la creación de las esferas Ganesha y cada una empieza de la misma forma, con un boceto en papel de la pose y la decoración del fondo. La imagen del dios es en todos los casos lo que llamamos un applique (una pieza tallada en oro que se aplica a la superficie de la esfera y se ajusta gracias a piezas muy finas que se insertan en orificios perforados en la esfera; la parte trasera de estas piezas –o patitas– se martilla cuidadosamente para asegurarse de que quedan bien fijadas; no se usa pegamento). Todos los appliques de Ganesha son de oro macizo y están cuidadosamente grabados a mano por uno de los grabadores de Blancpain, que trabaja con la ayuda de un microscopio y con herramientas especiales de extrema finura. Para enfatizar el punto de la exclusividad, cada uno de estos appliques muestra a Ganesha en una pose única y diferente. Por ejemplo, en uno de los relojes, lanzado en Baselworld 2015, el dios elefante aparecía mirando al frente, con brazaletes en tres de sus brazos (tiene más de dos), un largo collar, objetos en tres de las manos, un pequeño ratón acurrucado al lado de uno de los pies y, claro está, un elaborado tocado. En otro aparecía de perfil con la cara girada hacia un lado. Además del vestido y el tocado, también variaban la posición de los pies, las manos, la trompa y los objetos que sostenía. La más reciente imagen de Marie-Laure Tarbouriech presenta una rata descansando sobre la rodilla de Ganesha. Hace falta más de un mes para realizar el detallado grabado de cada applique de Ganesha. Según el estilo del artista, tras colocar el applique en la esfera se puede repetir el proceso shakudō nuevamente para conferir a la imagen sombras y profundidad de color.
La misma aplicación se observa en las decoraciones del fondo. Históricamente, muchos objetos shakudō se decoraban con damasquinado. Esta antigua forma de arte comenzó en China, floreció en Siria y más tarde llegó hasta Toledo, en España. Consiste en vaciar la superficie reproduciendo las líneas del diseño deseado y martillar minuciosamente unos hilos de oro blando para incrustarlos en las cavidades; luego se pule la superficie hasta que quede suave. El proceso de martillado es suficiente para fijar los filamentos de oro en su lugar, por lo que, como manda la tradición, no se usa ningún pegamento. Blancpain es doblemente único en el mundo de la relojería porque es la única casa que ofrece el arte del damasquinado en sus esferas y porque domina este tipo de arte bajo su propio techo. Las decoraciones del contorno también son impresionantemente complejas. En el reloj de Basilea, por ejemplo, Ganesha aparece rodeado de varios complicados y finos anillos florales.
A medida que las ideas revoloteaban por el taller, surgieron muchos y diversos temas de shakudō. Uno de los artistas se inspiró en el apoyo del Blancpain Ocean Commitment a la Expedición Gombessa 1 del buzo Laurent Ballesta, el primero en fotografiar y estudiar en detalle el pez prehistórico celacanto en su hábitat natural. Inspirada en una de las impresionantes fotos de Ballesta, esta esfera shakudō muestra al celacanto rodeado de corales submarinos. Otro artista desarrolló una escena de bonsáis. Y otro creó un tema sumerio.
Cada uno de estos relojes se alberga en una caja de oro rosa de 45 milímetros, formada con el clásico bisel Villeret double pomme. El movimiento es el calibre 15 de cuerda manual exclusivo de la casa Blancpain, con su clásico puente central arqueado estilo reloj de bolsillo. Tan pronto como estos impresionantes objetos artísticos surgen de Le Brassus, brotan del taller de Bernardot nuevas ideas e increíbles diseños destinados a futuros relojes.