Capítulo 5
Un escape y un oscilador, o el poder de dar vida a materiales inertes.
Nivarox-FAR: dos términos para un nombre que no le sonará salvo que sea un conocedor del mundo relojero. La mayoría de los componentes que fabrica esta empresa, sin embargo, son justamente los que dan vida al conjunto de los mecanismos relojeros. Sea cual sea su forma, tanto si está a la vista como si no, el corazón de un reloj es el «órgano» vital cuyo célebre tictac, tan representativo del mundo de la relojería, constituye uno de los vectores más importantes de sueños y de emociones. El oficio de esta compañía relojera desde hace 170 años es precisamente dotar de vida a los relojes mecánicos. Una proeza cotidiana posible gracias a una combinación única de conocimientos técnicos ancestrales y habilidades industriales muy poco comunes. Nos sumergimos en el corazón de los relojes Blancpain…
El corazón del reloj mecánico Swiss Made atesora la historia de muchos componentes sumamente complejos, así como de más de un siglo y medio de agrupaciones industriales. Ya sea en el campo de los assortiments o conjunto de piezas destinadas a una misma función (los componentes que forman el escape, es decir, el áncora, la rueda del áncora y el platillo, que cumplen la función de regular la energía con el mínimo de fuerza), del volante (pequeño volante de inercia que, unido a la espiral por medio de un eje, cumple la función de regular el escape de la energía) o de la espiral (pequeño muelle plano conectado al volante por la virola con el que forma el órgano regulador u oscilador), los numerosos conocimientos especializados desarrollados por los primeros talleres familiares constituyen un cimiento de competencias, por lo general únicas, cuya unión progresiva ha permitido crear verdaderas agrupaciones industriales. Este movimiento empezó en 1895, cuando los cinco fabricantes más importantes de espirales de Suiza aceptaron abandonar su sacrosanta autonomía para unir sus fuerzas y crear la Société des Fabriques de Spiraux Réunies (conocida como SR y en la que se integró la fábrica de espirales Nivarox S.A. desde su fundación en la década de 1930). Esta fue nada menos que la primera agrupación industrial de la historia relojera suiza, ¡una auténtica revolución! Le siguió, en 1932, la agrupación de fabricantes de assortiments y de volantes bajo dos nuevas denominaciones sociales: Fabriques d’Assortiments Réunies (FAR) y Fabriques de Balanciers Réunies (FBR). Tras varias etapas intermedias, en 1983, gracias al impulso directo de Nicolas G. Hayek, la concentración de actividades industriales vinculadas al corazón del reloj mecánico culminó con la agrupación bajo un mismo techo, el de Nivarox-FAR.
Hoy en día, las actividades de Nivarox-FAR están repartidas por distintas localidades de la región del Jura: Le Locle (sede social), La Chaux-de-Fonds (Le Crêt-du-Locle), Fontaines, Marin, Boncourt y Villeret (el pueblo donde se fundó Blancpain en 1735). Se basan en una suma de habilidades y experiencias sin parangón en el mundo relojero, un legado que convierte a la sociedad de Le Locle en centinela de una tradición y de unas competencias únicas, así como en la referencia en materia de escapes y osciladores Swiss Made, tanto en lo que respecta a la investigación y desarrollo como a las producciones de manufactura e industriales.
La colaboración entre Blancpain y Nivarox-FAR ha dado lugar a componentes de excepción capaces de responder adecuadamente a unas exigencias cualitativas, cronométricas y estéticas en perpetua mutación.
En concreto, el corazón de los relojes Blancpain está formado por el escape y el oscilador, cuyo constante palpitar da vida al conjunto del reloj. Compuesto aproximadamente por entre 13 y 17 piezas (de los cientos que forman cada movimiento Blancpain) y con un peso total que no supera los 0,08 gramos (!), su fabricación se realiza en distintos materiales con una precisión de hasta una décima de micra y una tolerancia de una centésima de micra. Estas cifras extraordinarias simplemente desafían la comprensión, tanto a nivel del peso como de las dimensiones. Constituyen desafíos en términos de fabricación, llevando con frecuencia las capacidades físicas de los medios de producción hasta su límite (o incluso más allá). Estas condiciones extremas necesitan un dominio técnico fuera de los estándares tradicionales para la fabricación tanto de las herramientas de producción como de los miles de componentes que cada día salen de los talleres de Nivarox-FAR. ¡Bienvenido al mundo de la nanomecánica!
Descubrir los elementos que componen el corazón de los relojes Blancpain supone explorar la amplia paleta de conocimientos especializados de Nivarox-FAR. Todos los oficios que se ejercen en la sociedad de Le Locle están implicados en la fabricación de escapes y osciladores: desde la micromecánica tradicional (torneado, tallado, rodadura, producción de prensas, etc.) hasta las nuevas tecnologías (silicio y LIGA). Una suma de competencias cuya conjugación permite realizar productos de un acabado irreprochable, cronométricamente cada día más eficaces y adaptados a los desafíos de nuestra sociedad moderna. Fiel a su tradición pionera, Blancpain, tras haber utilizado escapes y osciladores compuestos de materiales tradicionales (acero, latón y rubíes), fue una de las primeras marcas en integrar assortiments y órganos reguladores antimagnéticos (silicio y LIGA) y sin plomo, que permiten responder a la exigencia de la precisión relojera y a la presencia cada día mayor de campos magnéticos (bolsos, tabletas, smartphones, arcos de detección de metales de aeropuertos, etc.).
En el ámbito del escape, tan solo la fabricación del áncora necesita más de una decena de habilidades: torneado y rodadura para la tija de acero (cuyo diámetro de pivote puede medir apenas 0,08 mm, es decir, menos que el de un cabello), crecimiento galvánico para la plancha del áncora, grabado de silicio para las asas aplicadas y un tratamiento de superficie en Epilame y su disposición para evitar el derrame de los lubricantes. A ello hay que añadir una treintena de operaciones industriales para formar las paletas del áncora, pequeños rubíes rojos colocados en los brazos del áncora que no miden más de un milímetro.
La rueda del áncora, al igual que su piñón, está hecha de acero tradicional. Con un diámetro que va de 3,9 a 5,75 mm, su fabricación requiere nada menos que 70 operaciones mecanizadas entre las cuales una insólita que representa una auténtica proeza técnica: la talla del chaflán, del reposo y del inclinado de los 15 o 20 dientes de la rueda en muy pocos segundos y en una misma máquina (que en sí misma es una proeza de miniaturización y de complejidad mecánica íntegramente desarrollada por Nivarox-FAR). Toda una hazaña, especialmente cuando se considera que las finas extremidades de cada diente deberán soportar 500 millones de impactos anuales.
El último componente del escape, el platillo, es una especie de pequeño disco de dos niveles, elaborado en latón niquelado y cuyo objetivo es recibir los impulsos del áncora hacia el volante mediante su clavija. Esta última, realizada en 28 operaciones entre el mecanizado y el pulido, tiene entre 0,2 y 0,6 mm de diámetro y una altura de entre 0,35 y 1,1 mm, lo que lo convierten en el rubí más pequeño de los movimientos relojeros mecánicos.
La producción del oscilador, aunque emplea otras competencias, requiere también de una gran riqueza de conocimientos y sofisticación técnica.
El volante Blancpain, fácil de reconocer por su característico diseño, es pequeño y de una aleación de cobre (Glucydur) o titanio, y posee un diámetro de entre 7,4 y 10,5 mm. Para su fabricación se necesitan una serie de procesos de alta gama muy concretos, en particular por su geometría y su acabado (arenado, diamantado y pulido), cuya calidad y precisión son tales que permite a los relojeros suprimir el uso de la tradicional raqueta y utilizar en su lugar un sistema de ajuste fino mediante tornillos de volante. Estos, que apenas miden medio milímetro, son tan pequeños que las operaciones necesarias a su producción, en particular el torneado de perfiles, sobrepasan los límites físicos de lo posible, como también sucede con la muy específica operación de aterrajado de los minúsculos tornillos de los volantes Blancpain, que naturalmente deben coincidir con el paso de rosca.
El eje del volante constituye otra proeza realizada por el equipo de torneadores de Nivarox-FAR. Con un grosor mínimo de 1,41 mm, el eje Blancpain presenta en su extremidad un pivote cuyo diámetro mide apenas 0,07 mm, ¡lo que lo convierte en la rodadura más pequeña del movimiento relojero!
El último elemento del oscilador, la espiral, es un pequeño muelle plano que va unido al volante y del que depende la precisión de la marcha del reloj. Para sus diversas colecciones, Blancpain emplea dos familias distintas de espirales, con curva plana y con curva Breguet (también llamada Phillips). Este tipo de espirales, fabricadas con una aleación de Nivarox, requiere más de 15 operaciones tradicionales que van desde el tratamiento del hilo hasta la determinación de su forma definitiva. La compleja formación de la curva Breguet se realiza a mano, en una operación tan delicada que incluso los operarios más experimentados solo pueden producir unas pocas piezas al día. El dominio que requiere este tipo de operación es tal que cada regulador necesita una herramienta minuciosamente ajustada a su modo de trabajo y a las tipologías de las distintas curvas Breguet.
Para esta familia de espirales, Nivarox-FAR dispone de una fundición creada por iniciativa de Nicolas G. Hayek, que quiso internalizar la fabricación de aleaciones para relojes con el fin de disponer de una integración vertical completa para la producción de espirales. Esta fundición entró en funcionamiento en 2007 con la ayuda y el apoyo de los conocimientos metalúrgicos de la sociedad Hayek Engineering.
Esta primera familia de espirales se puede asociar a dos tipos de regulación: por virolado Nivatronic, es decir, efectuada en una máquina Omegamétric, y por virolado tradicional, para lo cual se ajusta la extremidad interior de la espiral en una virola de clavija.
La segunda familia, la espiral de silicio, es el resultado de un proceso de fabricación totalmente distinto: el grabado de iones profundo realizado sobre discos de silicio llamados wafers. Esta técnica no solo permite obtener geometrías de una precisión imposible de alcanzar con los procesos tradicionales, sino también utilizar una aleación antimagnética, estética e insensible al paso del tiempo.
Sea cual sea la técnica empleada, el diámetro del hilo de la espiral es de apenas 35 micras, es decir, dos veces más pequeño que el de un cabello, mientras que su masa es de solo 0,0025 gramos, o sea, ¡siete veces más ligera que un grano de arroz! Nivarox-FAR ha sido también pionera en la fabricación de espirales de silicio, desarrolladas en el CSEM. Swatch Group fue una de las primeras entidades relojeras en invertir inmediatamente en esta tecnología a fin de aprovechar sus características y alcanzar la excelencia de una cronometría de excepción.
En los relojes Blancpain, la producción del conjunto de elementos que forman su corazón se apoya en la base de oficios de Nivarox-FAR, es decir, en la nanomecánica. Se trata a menudo de oficios discretos que exigen conocimientos especializados e intuición para crear componentes extremadamente pequeños y de alto rendimiento.
La ingeniería y la mecánica están en el corazón de los oficios que se practican en Nivarox-FAR. Para preservar y perpetuar estos conocimientos especializados poco comunes, transmitidos de generación en generación, incluso de padres a hijos, es indispensable realizar formaciones continuas. Por ello, la empresa de Le Locle forma anualmente a unos 40 aprendices en colaboración con las escuelas politécnicas y de ingenieros más importantes de Suiza. Aun así, las habilidades de Nivarox-FAR son tan específicas que solo se pueden adquirir en contacto «con el terreno» y «con los predecesores», únicos custodios del verdadero ADN de los conocimientos especializados de la empresa.
Nivarox-FAR es una empresa con una extraordinaria riqueza de competencias que solo pueden existir a través de las proezas realizadas por las marcas relojeras como Blancpain. Hoy en día estos lazos son aún más fuertes porque la cuna original de Blancpain se sitúa a muy poca distancia del lugar donde se lleva a cabo una de las maestrías más complejas dominadas por Nivarox-FAR: la regulación del volante, que se realiza en Villeret, en el corazón del Jura bernés.
No podemos concluir este artículo sin destacar el papel tan importante que desempeña Nivarox-FAR en la creación de los relojes Swiss Made. Esta empresa, que estaba condenada a cerrar a principios de los años 80, al igual que otras empresas similares en el resto del mundo y en Europa en particular, se salvó gracias a la voluntad y a la visión industrial de un hombre excepcional, el difunto Nicolas G. Hayek.
Qué hermoso vínculo poner esta em-presa al servicio de Swatch Group y de Blancpain, una marca dirigida por el nieto de Nicolas G. Hayek, Marc A. Hayek.