Capítulo 4
British ownership, California wines, and French influences.
¿Es realmente así como se supone que debe ser una cata de vinos? El hijo de sir Peter Michael, Paul, se fogueó en el negocio familiar del vino, ahora en su cuarta década, prácticamente desde su nacimiento, por así decirlo. Caminando fatigosamente por las empinadas laderas que se elevan a lo largo de los flancos del monte Santa Helena, que domina el paisaje al norte del famoso Napa Valley, en California, trabajó codo con codo con las cuadrillas en las agotadoras tareas que nunca se celebran con odas románticas al vino pero que son esenciales si uno quiere producirlo: quitar piedras, talar árboles, tocones y matorrales, plantar vides e instalar el riego. Por lo tanto, cuando salió el primer vino de las bodegas Peter Michael, un chardonnay de 1987, estaba fuera de toda duda que una botella le correspondía a Paul, por entonces matriculado en la prestigiosa École hôtelière de Lausanne (Suiza). «¿Y qué mejor para celebrar este debut que organizar una cata con el profesor de enología de la escuela?», pensó.
La siguiente estocada, sin embargo, fue profunda. Lejos de estar deseoso por probar el vino de California que se le ofrecía, el profesor aconsejó a Paul que lo apartara y señaló: «Los vinos que necesitas conocer no provienen de California, sino de Francia, y, por supuesto, un poco de Suiza». Evidentemente, aquel profesor no había prestado atención al Juicio de París. Me refiero, por supuesto, a la cata de 1976 en que el difunto Steven Spurrier comparó los vinos californianos de Napa con los mejores de Francia, burdeos premier cru y borgoñas blancos grand cru. Juzgados por restauradores y sumilleres franceses en una cata a ciegas (las identidades de los vinos escondidas), un chardonnay elaborado por Mike Grgich en Chateau Montelena y un cabernet sauvignon elaborado por Warren Winiarski en Stags’ Leap causaron conmoción en todo el mundo por su triunfo sobre sus rivales franceses.
Renqueando debido a sus nociones artríticas sobre la importancia de la geografía en el vino, aquel profesor de Lausana se encerró en una zona de confort de dimensiones ínfimas. Imaginémoslo tratando de estirar su comprensión para aceptar la dimensión de lo que representa a día de hoy la bodega de sir Peter Michael: la propiedad es de una familia británica, sus viñedos están ubicados en California y sus vinos se inspiran en los borgoñas y burdeos franceses. El récord conseguido durante las décadas siguientes por la bodega nos enseña a no prejuzgar ni mirar con anteojeras: 7 de los vinos de Peter Michael han logrado colocarse en la lista de Wine Spectator de los 100 mejores vinos del mundo; 4, entre los 10 primeros; 11 obtuvieron la máxima puntuación, rara vez otorgada, de 100 puntos de Wine Advocate; y muchos otros recibieron 99 puntos. En cuanto a la École hôtelière, ha experimentado un cambio radical. A medida que sus graduados se han repartido por empresas hoteleras de todo el mundo, su plan de estudios sobre vinos se ha actualizado para reflejar plenamente esta globalización. A modo de justicia poética por aquella «cata que nunca fue», la del chardonnay de 1987, la actual sala de catas de la escuela lleva por nombre Peter Michael Winery.
Sir Peter, sin embargo, no llegó a California con la intención de hacer vino. Ingeniero de formación, Silicon Valley le pareció en la década de 1970 el sitio ideal para fundar una empresa de electrónica centrada en la generación de efectos especiales para televisión. El clima y la belleza del campo que rodea San Francisco lo sedujeron, lo que dio origen a la idea de poseer una pro - piedad en algún lugar por la zona de la Bahía de San Francisco. El hecho de que finalmente fuera una bodega, de entre todas las posibilidades existentes, se debió a una botella de vino decepcionante. En concreto, fue una botella de borgoña francés que pidió un día cenando en el restaurante del San Francisco Fairmont Hotel, cuya calidad le defraudó y le llevó a pedir al sumiller que le recomendara algún vino local. El sumiller seleccionó una botella de Chateau Montelena Chardonnay, la bodega que venció a las francesas en la célebre comparativa de 1976. Fue una revelación. Esa noche, sir Peter juró que la propiedad que compraría se convertiría en un viñedo.
Encontrar la tierra no fue fácil. Sir Peter y su familia inspeccionaron unos 40 emplazamientos diferentes en Napa Valley y sus alrededores. Su búsqueda finalmente les llevó a la ubicación actual en Knights Valley, situado al norte y al oeste del corazón de Napa Valley. Lo que encontraron a su llegada fue un polvoriento rancho de ganado con lo que, siendo muy generoso, podría describirse como una vivienda victoriana bastante descuidada. Ahora bien, la familia también descubrió un entorno rural impresionante, con laderas de suelo volcánico ideales para el cultivo de la uva y recursos hídricos suficientes para todo el año gracias a un arroyo y un pequeño lago. Tomó la decisión de compra de inmediato. Para su sensibilidad europea, no obstante, lo que vio le pareció que estaba completamente del revés. No había viñedos en las laderas y las únicas plantaciones de vid estaban en el fondo del valle. Las laderas eran pastizales para que se alimentaran las vacas. En Francia, por supuesto, sería al revés: las viñas estarían en las colinas y el resto de cultivos y la ganadería, en el valle. Después de la compra, se dedicaron durante meses a recorrer la parcela de unas 324 hectáreas para encontrar los mejores suelos para viñedos, todos ellos en altitudes sobre el nivel del mar superiores a los 274 metros y algunos no solo por encima de esa altura, sino también en pendientes rocosas con parcelas escalonadas similares a las de la Côte-Rôtie, en la región norteña del Ródano, en Francia. Los lugareños, que seguían la convención de Napa de plantar en los valles, menos intensivos en mano de obra, veían a los Michael como «ingleses locos» que trabajaban duro en las laderas. Las primeras ambiciones fueron modestas y, de hecho, se fueron abandonando tímidamente. Dado que aquellas laderas de Knights Valley no eran conocidas por producir vino de categoría mundial, la expectativa era que se pudieran hacer algunas botellas de clarete que no avergonzaran a la familia en las cenas con sus amigos ingleses. Helen Turley fue la primera enóloga y las plantaciones iniciales se hicieron en lo que hoy es el viñedo Les Pavots. Como todos los viñedos de Peter Michael, Les Pavots lleva un nombre francés, un guiño a las tradiciones galas, y fue concebido para ser una mezcla bordelesa de cabernet sauvignon, cabernet franc, merlot y petit verdot. Fue una decisión audaz, ya que se oponía claramente a lo que era habitual en la California de la década de 1980. En ese momento, la inmensa mayoría de los tintos californianos se elaboraban con cabernet sauvignon. De hecho, las leyes de etiquetado del estado prohibían la venta de vinos con la denominación cabernet a menos que el porcentaje estuviera por encima del 75 %. Esta norma colocaba las mezclas bordelesas, que habitualmente quedaban por debajo de ese límite y que por tanto solo podían etiquetarse como «vino tinto», en desventaja en el mercado, ya que los consumidores habían sido «entrenados» para buscar cabernets.
Les Pavots es en muchos sentidos el símbolo representativo de la finca. Las pavots hacen referencia a las amapolas que cubrían aquella tierra cuando la familia la vio por primera vez. Al estar en California, eran de la variedad dorada, en contraste con las especies europeas, que los Michael conocían mejor y que son de color rojo. El logotipo de todos los vinos de Peter Michael presenta una amapola roja estilizada para recordar también un cuerno de caza inglés.
Si bien las primeras plantaciones se hicieron en Les Pavots, con variedades para los tintos tipo burdeos, no tardaron en unirse las de chardonnay. Muchos en el mundo del vino han dudado que sea posible producir al mismo tiempo vinos tipo burdeos y vinos tipo borgoña, como los chardonnay. Esta fue también la opinión ofrecida por Jean-Guillaume Prats, director general del renombrado Domaines Baron de Rothschild (Lafite) y exdirector general del Château Cos d’Estournel, en Burdeos. Durante un almuerzo con la familia señaló, a modo de consejo: «O eres Burdeos o eres Borgoña, pero no pue - des ser ambos». Nota al margen: este consejo podía reflejar las creencias de aquel momento, pero hoy en día varios propietarios se encuentran a caballo entre las dos regiones. Los viñedos de chardonnay se sitúan por encima de Les Pavots, extendiéndose hasta una altura de 610 m, aprox. Su mayor elevación los expone a la refres - cante brisa marina, esencial para lograr la elegancia y el equilibrio en el clima cálido de California.
Los suelos de las laderas superiores también ofrecen ceniza volcánica más comprimida, ideal para que la uva chardonnay confiera a los vinos una acidez natural que contribuye a su frescor. Actualmente hay cuatro viñedos distintos plantados con chardonnay: La Carrière (la cantera), que es el más empinado, con una pendiente de 46º en una de sus parcelas; Belle Côte (la hermosa ladera); Mon Plaisir (mi placer); y Ma Belle-Fille (mi nuera, en referencia a la esposa de Paul, Emily, con la que sir Peter bromeaba diciendo que al poner ese nombre obtenía muchos puntos extra). Como su nombre indica, La Carrière cuenta con el suelo más rocoso, lo que otorga notas minerales más pronunciadas a los vinos que salen de allí. Belle Côte tiene un suelo más profundo que le da mayor riqueza y exotismo. Mon Plaisir está plantado con un clon clásico de chardonnay de California conocido como Old Wente y el resto de viñedos lo están con una mezcla de clones históricos de California y del clon francés de Dijon. El más grande y el más alto de los cuatro viñedos es Ma Belle-Fille. Su elevación le da una dimensión extra de complejidad. Con vistas al futuro se ha despejado una nueva parcela en las laderas superiores. Tanto sus vinos como su nombre esperan turno, ya que por el momento solo se le conoce como «Viñedo n.º 9».
Con esta diversidad de alturas y de exposiciones onduladas, Peter Michael se adhiere a la práctica francesa de cosechar por bloques. Cada uno de los viñedos se subdivide en bloques que tienen en cuenta los diferentes grados de maduración de la fruta durante la época de la cosecha.
La afinidad de la familia con el borgoña se expresa aún más en sus plantaciones de Seaview. Seaview se encuentra en las colinas que bordean el Pacífico, a 90 minutos en coche en dirección oeste, concretamente en Fort Ross-Seaview, en Sonoma Coast AVA. Este es el lugar elegido por Peter Michael para la variedad pinot noir. Aunque la parcela comprende unas 162 hectáreas, la zona plantada se limita a apenas unas 12 ha. Al igual que los viñedos de Knights Valley, los de Seaview se encuentran en lo alto de las laderas orientadas al este, lo que limita los efectos de los vientos oceánicos, brinda cierto grado de protección contra las tormentas invernales y, algo de vital importancia, coloca las vides por encima de la línea de la niebla. En muchos sentidos, el microclima es el del río Gualala, que se encuentra en la base de los cerros. Igual que sucede con la variedad chardonnay, aquí encontramos distintos viñedos: Ma Danseuse (mi bailarina, en referencia a que sir Peter conoció a su esposa en una escuela de baile), Le Caprice (llamado así por la naturaleza caprichosa de la pinot noir) y Clos du Ciel (viñedo de cielo). Ma Danseuse es el más elegante de los tres; Le Caprice ofrece una fruta más madura y de textura más densa y Clos du Ciel, que se encuentra en la parte más cálida de la finca, es el más complejo y propicio para los vinos de guarda.
Hay varios embotellados dignos de mención. Por ejemplo, L’Après-Midi (la tarde), de Knights Valley. El viñedo se encuentra en una parcela justo debajo de Les Pavots y es una clásica mezcla de burdeos blanco a base de sauvignon blanc y semillon. También Point Rouge (punto rojo), que representa la más rara de las ofrendas de la variedad chardonnay. Es una mezcla de las mejores barricas de Knights Valley. Su nombre hace referencia a los puntos rojos que se ponen en las barricas consideradas las mejores. Otro chardonnay de mezcla pequeña, Cuvée Indigène (cosecha indígena), es una mezcla de clones Old Wente de viñedos selectos de la propiedad. Y Au Paradis (en el paraíso) es un cabernet sauvignon de pequeña producción que, como una ofrenda de la tierra, nace en el corazón de Napa Valley, en concreto en el viñedo de Peter Michael ubicado en las colinas del este, sobre el famoso banco de Oakville.
En conjunto, las propiedades de Peter Michael comprenden algo más de 445 ha. Sin embargo, solo se han plantado unas 81. Las restantes se han dejado como corredores de vida silvestre. Una prueba del compromiso de la familia de ser dignos administradores de la tierra es que todas las fincas han recibido las certificaciones oficiales «Fish Friendly Farming» y «California Sustainable».
Gestionar viñedos tan dispersos y con una gama tan amplia de variedades es un gran desafío. Sir Peter lleva más de tres décadas confiando su cuidado a Javier Aviña, que se ha implicado al máximo y ha ido más allá de lo tradicional: la plantación, el arado, la poda, el riego y otras tareas fundamentales para el cuidado de los viñedos. Aviña estuvo atento a los peligros de los incendios forestales, que en años pasados devastaron parte de las colinas que bordean Napa Valley. Clarividente, convenció a la familia de que debía invertir en la eliminación intensiva de árboles muertos, maleza seca descuidada y otros combustibles vegetales fácilmente inflamables que rodeaban la finca de Knights Valley. Su consejo se reveló premonitorio cuando en 2020 se desató un virulento incendio forestal propulsado por fuertes vientos en la región. Se destruyeron zonas que no se habían limpiado tan a fondo, pero los viñedos y los edificios de la finca no resultaron dañados. Su desafío actual: racionar el agua de riego de los embalses de las laderas, muy menguados tras dos años de sequía.
Igualmente vital ha sido el compromiso de los enólogos de la bodega. Los diferentes que se han sucedido en el cargo forman un quién es quién del estrellato enológico de California. Trabajando con su primera enóloga, Helen Turley, la familia estableció el estilo que ha mantenido durante casi cuatro décadas. En algunos sectores de Napa se ha tendido a enfatizar el poder de los superventas sobre el refinamiento y la complejidad. La familia se alejó de la escuela de los vinos potentes de impacto fácil e insistió en el enfoque borgoñón, que privilegia la complejidad, los matices y una clara expresión de las particularidades del viñedo, lo que los franceses denominan terroir (terruño). Después de Helen se incorporó Mark Aubert, quien unos años más tarde fundó su propia bodega, ahora aclamada, en Napa. Dos enólogos franceses le sucedieron, Luc y Nicolas Morlet, que actualmente se mantienen cerca de Peter Michael como consultores. El enólogo actual es Robert Fiore. Buena parte de su formación académica no tiene nada que ver con la enología, ya que es titulado en geología y geofísica. Tras obtener estos títulos, optó por los vinos. Estudió en UC Davis y, lo que es más importante, pasó un largo período en Borgoña trabajando en Domaine Michel Lafarge, en Volnay. Esta combinación le dio a Fiore unos fundamentos perfectos para su viticultura. UC Davis goza de renombre mundial por sus avances en todos los aspectos científicos y técnicos relacionados con la vitivinicultura. Borgoña, por su parte, es el lugar donde la emoción, el alma y el arte de la elaboración del vino encuentran su mejor expresión. Fiore se enorgullece de tener un pie en cada lugar.
Sir Peter es modesto respecto al esfuerzo y las gigantescas inversiones realizados durante las cuatro décadas de historia de la bodega, que han situado los vinos de la familia entre los más reconocidos de California, y prefiere hablar del papel que ha desempeñado la suerte en momentos críticos. Cuenta cómo coincidió con el legendario crítico Robert Parker, sentado en una mesa adyacente a la suya, en un restaurante de Calistoga. Parker y sus puntuaciones ya gobernaban el mercado del vino a nivel mundial, encumbrando a los ganadores y destruyendo reputaciones. Tal como explica sir Peter, cuando se acercó a la mesa de Parker vislumbró al mismo tiempo la oportunidad y el peligro de su vida, aunque sintió alivio cuando vio sobre el mantel uno de los vinos de la familia. Después de ese primer encuentro, Parker incluyó vinos de Peter Michael en catas realizadas en Francia y empezaron a obtener puntuaciones muy altas. Otro golpe de suerte fue que sus vinos se seleccionaron para ser servidos en las cenas de Estado celebradas en la Casa Blanca.
Un bromista anónimo señaló en cierta ocasión que después de 50 años de trabajo obtuvo el éxito de la noche a la mañana. En el caso de los vinos de Peter Michael, su éxito también es el resultado de un trabajo de décadas. A lo largo de ese tiempo una cosa ha quedado clara: la entrega de la familia a su dogma «100 × 100», un compromiso con la tierra del 100 % durante 100 años.
Notas de CATA
Todos los vinos se cataron en botella en los viñedos de Knights Valley en abril de 2021.
2018 L’APRÈS-MIDI
Una mezcla con un 90 % de sauvignon blanc y un 10 % de semillon. El viñedo está plantado en la zona más baja de Les Pavots. 20 % de barrica nueva de roble. Encantadora mineralidad hilvana - da con brillantes notas de piña.
2017 MA DANSEUSE (PINOT NOIR)
Año de primavera fresca y húmeda. El viñedo Ma Danseuse tiene el microclima más fresco de los pinot noirs de la costa. Notas de cereza negra con toques de mermelada de fresa. Textura voluptuosa. 100 % despalillado.
2019 LA CARRIÈRE (CHARDONNAY)
Invierno húmedo seguido de temperaturas muy variables en primavera. Fruto tardío. En nariz presenta lima, flores y minerales. Ácidos brillantes en boca con un toque herbáceo que disimula el impresionante peso. Final de mantequilla.
2019 MON PLAISIR (CHARDONNAY)
Bonito vino con ácido y fruta bien integrados. El estilo evoca un Puligny de raza. Fruta dominante con madreselva y flores.
2019 BELLE CÔTE (CHARDONNAY)
Viñedo en pendiente orientado al este. Posee las cepas de chardonnay más antiguas de la propiedad, plantadas en 1990. Maduración más lenta debido a su exposición oriental. Nariz de nuez de lichi. Exótico en boca, con matices delicados de piña y crème brûlée. Picante.
2019 MA BELLE-FILLE (CHARDONNAY)
El viñedo de chardonnay de mayor altura. Notas de flor de naranja en nariz. En boca es redondo y pesado. El más complejo de los cuatro chardonnay. Todos los chardonnay se fermentan en barrica. Batonnage quincenal. 40-50 % de roble francés nuevo.
2016 LE CAPRICE (PINOT NOIR)
Color morado oscuro. Notas de higo en nariz. Bastante frutal y con un peso impresionante.
2016 MA DANSEUSE (PINOT NOIR)
Más brillante y también más tánico que Le Caprice. Ramillete de frambuesas. Firme y estructurado en boca.
2016 CLOS DU CIEL (PINOT NOIR)
Clos du Ciel es la más elevada de las plantaciones de pinot noir, pues asciende desde unos 388 metros hasta casi 425 metros sobre el nivel del mar. Bonita nariz de frutos rojos. Está en su momento ideal. Redondo y carnoso, pero con la fruta centrada y bien definida. Elegante.
2018 AU PARADIS
Del lado este del banco de Oakville, a una altura de 152 metros, 76 % de cabernet sauvignon, 13 % de merlot y 11 % de petit verdot. Fuertes lluvias de febrero a abril. Nariz concentrada de casis seguida de ciruelas y regaliz en el paladar. Muy estructurado y tánico, con buen cuerpo a largo plazo.
2018 LES PAVOTS
68 % de cabernet sauvignon, 19 % de cabernet franc, 10 % de merlot y 3 % de petit verdot. Un vino que ofrece abundantes ciruelas maduras casadas con tostados de roble vainilla y notas ahumadas. Taninos redondos y maduros.
2012 LES PAVOTS
64 % de cabernet sauvignon, 20 % de cabernet franc, 11 % de merlot y 5 % de petit verdot. Carácter similar al de un ródano… moras, arándanos, frambuesas. En nariz, aromas a cedro y lápiz.
2009 LES PAVOTS
66 % de cabernet sauvignon, 22 % de cabernet franc, 10 % de merlot y 2 % de petit verdot. Abundantes frutos rojos y granada con un toque de confitura. Amplio en boca con taninos redondos totalmente resueltos.
2007 LES PAVOTS
70 % de cabernet sauvignon, 17 % de cabernet franc, 10 % de merlot y 3 % de petit verdot. Un vino de raza, excepcional, que recuerda al First Growth Graves. En nariz ofrece frutos rojos y tabaco, dando lugar a una textura aterciopelada y delicada en boca, con fruta maravillosamente concentrada. Potencia y suavidad al mismo tiempo. Equilibrado.