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Capítulo 5

EL «HADA AMARILLA» de las montañas suizas

Tras la estela de una auténtica herramienta de relojería con múltiples virtudes.

Autores del capítulo

LEILA MANSOUR

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LEILA MANSOUR
EL «HADA AMARILLA» de las montañas suizas
EL «HADA AMARILLA» de las montañas suizas
Número 21 Capítulo 5
EL «HADA AMARILLA» de las montañas suizas

GENCIANA AMARILLA Gentiana lutea Especialmente apreciada por sus raíces, la genciana amarilla o gran genciana, cuyo nombre en latín es Gentiana lutea, es una planta perenne resistente típica de las montañas de altitudes intermedias del centro y del sur de Europa.

El Valle de Joux parece salido directamente de un cuento de los hermanos Grimm. Es un mundo aparte, al que se penetra cruzando uno de los pasos bordeados de abetos que conducen hasta allí, hasta este enclave indisociable de la relojería mecánica suiza. De hecho, el Valle de Joux se considera a menudo la cuna de la relojería de prestigio. Cuando se menciona el nombre de esta idílica región se piensa inmediatamente en el tictac de los relojes y en la inspiración que transmite la tranquilidad del lugar. Pero el valle está lleno de sorpresas. Los amantes de los auténticos sabores suizos encontrarán aquí deliciosos quesos, como el Vacherin Mont-d’Or y el Gruyère d’Alpage. Y los que disfrutan de la actividad física al aire libre apreciarán las numerosas rutas y los caminos de senderismo. Justo donde pastan las vacas y se ejercitan los deportistas, florece una planta milagrosa y desconocida para muchos: la genciana amarilla. Los relojeros de Blancpain son conscientes de sus cualidades y la valoran como una verdadera herramienta de relojería.

En el entorno bucólico que domina el pueblo de Le Brassus se encuentra la manufactura de Blancpain, cariñosamente conocida como La Ferme (la granja) y dedicada a la creación de grandes complicaciones y a los oficios artísticos. Esta denominación evoca la granja de Jehan-Jacques Blancpain en Villeret, sobre la que el fundador de la maison estableció su taller de relojería en 1735. Siguiendo sus pasos, una dinastía de relojeros ha dedicado su vida al arte y la mecánica del tiempo. Artesanos especializados con un profundo gusto por el trabajo fino, a los que se apodó «relojeros campesinos», encontraron una verdadera vocación en la fabricación de relojes. Hoy en día, la tradición continúa con la misma pasión y esfuerzo. Los relojeros de Blancpain cuidan del patrimonio y la cultura suizos con la misma autenticidad. Al igual que sus antepasados, aprovechan los recursos del mundo natural que les rodea para practicar su disciplina de la forma más pura. Así, en sus bancos de trabajo, junto a limas, perladores, bruñidores, uñetas y otros buriles utilizados en el acabado y la decoración de los componentes relojeros, se encuentra la genciana amarilla o gran genciana.

Típica de las montañas de altitudes intermedias del centro y del sur de Europa, la genciana amarilla es una planta perenne resistente cuyo tallo puede superar el metro de altura en verano. Durante este período del año ilumina los prados del Valle de Joux con sus flores aciduladas en forma de estrella. Desde la antigüedad figura como planta medicinal milagrosa en la farmacopea y se le atribuyen innumerables propiedades curativas. A la genciana amarilla, cuyo nombre en latín es Gentiana lutea, se le atribuyen propiedades digestivas, antieméticas, depurativas, antisépticas, sialagogas, febrífugas y estomacales, por citar solo algunas. También apreciada por los destiladores desde hace varios siglos, la planta es el ingrediente mágico de un aguardiente amargo elaborado con sus raíces, que suelen arrancarse en otoño.

En otoño, los relojeros de Blancpain recogen los tallos de la genciana amarilla QUE UTILIZARÁN PARA PULIR SUS COMPONENTES. 

Los relojeros de Blancpain recogen su genciana en otoño. No hacen una decocción terapéutica con ella ni producen un aperitivo o un licor digestivo, por muy tentadora que sea esta opción. Lo que les interesa de la genciana, también conocida como el «hada amarilla», es su tallo flexible, resistente y denso, cuya médula tiene un grano de una finura ideal para pulir componentes relojeros. Las raíces no se eliminan durante la recolección, por lo que las plantas de genciana de las que se extrae la madera permanecen intactas. De este modo, los relojeros de Blancpain actúan con estricto respeto hacia el recurso y el entorno natural.

La excursión por los pastos altos en busca del «hada amarilla» comienza cerca de La Ferme, en Le Brassus. Tras identificar las mejores candidatas para el trabajo, los relojeros, equipados con una pequeña sierra de mano, cortan las plantas seleccionadas por la base de sus tallos, rompiendo la parte superior para eliminar el racimo terminal. A continuación, retiran las hojas, reúnen los tallos en manojos y los atan. Estos últimos se almacenan durante varios días en un lugar seco. Una vez empaquetada la gran genciana, los relojeros de Blancpain proceden a cortar los tallos que llevarán hasta sus bancos de trabajo. Con una sierra de mano y una ingletadora cortan segmentos de 23 cm de largo que dividen en tres.

La Manufactura Blancpain, cariñosamente apodada La Ferme, se dedica a crear modelos con grandes complicaciones y decorados con los más exquisitos oficios artísticos.

La Manufactura Blancpain, cariñosamente apodada La Ferme, se dedica a crear modelos con grandes complicaciones y decorados con los más exquisitos oficios artísticos.

Recolección y preparación de la genciana.

Recolección y preparación de la genciana.

EL «HADA AMARILLA» de las montañas suizas

Los tallos de genciana amarilla se reúnen en manojos, se atan y SE ALMACENAN DURANTE VARIOS DÍAS EN UN LUGAR SECO.

La madera de genciana amarilla se corta en SEGMENTOS de 23 cm de largo y luego SE DIVIDE EN TRES. 

De un tallo de genciana suelen obtenerse hasta seis trozos de madera. La madera de genciana amarilla así preparada se corta en punta y se unta en su extremo con una pequeña cantidad de pasta de pulir llamada «diamantina» mezclada con una gota de aceite esencial, a menudo de lavanda o de almendras dulces. Cada artesano tiene sus propias recetas secretas, basadas en su experiencia y en los conocimientos que le han transmitido, y adapta los ingredientes a su manera en función de muchos factores, como la humedad ambiental o la calidad de la genciana o la «diamantina». Una vez ajustados todos los parámetros, el trabajo del relojero puede dar comienzo.

La madera de genciana se emplea en el achaflanado, que es una de las técnicas de acabado más importantes y delicadas utilizadas en los movimientos de Alta Relojería. Consiste en realzar las formas de los componentes —sobre todo las platinas, los puentes y las masas oscilantes de metal precioso— alisando las aristas vivas en un ángulo definido, generalmente de 45°. Ello confiere a los relojes un juego de luces que revela la belleza de los movimientos mecánicos. Generalmente, los ángulos son redondeados, entrantes o salientes. Este último tipo es el más complejo y solo se puede efectuar a mano. Sea cual sea la naturaleza de los ángulos, Blancpain ha elegido aplicar el método artesanal a sus relojes más refinados.

El achaflanado a mano es una labor minuciosa que requiere de mucho talento y tiempo; se trata de uno de los acabados relojeros más complejos, ya que algunos componentes exigen más de una docena de horas de trabajo.

EL «HADA AMARILLA» de las montañas suizas
Preparación de la herramienta destinada a recibir la mezcla de «diamantina» y aceite esencial.

Preparación de la herramienta destinada a recibir la mezcla de «diamantina» y aceite esencial.

La madera de genciana confiere un nivel de pulido de una calidad excepcional QUE NINGUNA MÁQUINA PUEDE ALCANZAR .

El proceso comienza con la formación de los ángulos, para lo cual se utilizan varias limas. Se eliminan las eventuales marcas que quedan en las piezas y las superficies se alisan y unifican mediante el uso de herramientas abrasivas de grano variable. El último paso es el pulido, primero con un palillo de madera cubierto de papel de lija y luego con madera de genciana untada con la mezcla de «diamantina» y aceite esencial. La punta de la herramienta se frota delicadamente y durante mucho tiempo contra los ángulos de los componentes hasta alcanzar el brillo deseado. La madera de genciana les confiere un nivel de pulido de una calidad excepcional que ninguna máquina puede alcanzar.

En los talleres Blancpain de La Ferme, en Le Brassus, la mano del hombre es maestra, como lo fue la de las primeras generaciones de relojeros. Y cuando los artesanos que crean los relojes dan forma también a sus propias herramientas, el significado del término «manufactura» alcanza su paroxismo. 

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Capítulo 06

Planeta MEDITERRÁNEO

La búsqueda de universos intactos a lo largo de la costa más frecuentada del planeta.

Autores del capítulo

LAURENT BALLESTA
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