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Capítulo 9

PREMIO LITERARIO Blancpain-Imaginist

Blancpain ha creado un premio para honrar la escritura extraordinaria.

Autores del capítulo

LEUNG MANTAO

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LEUNG MANTAO
PREMIO LITERARIO Blancpain-Imaginist
PREMIO LITERARIO Blancpain-Imaginist
Número 21 Capítulo 9
PREMIO LITERARIO Blancpain-Imaginist

BLANCPAIN Y MARCEL PROUST: INCRUSTADOS EN EL TIEMPO, PERO MÁS ALLÁ DEL TIEMPO.

«¿Por qué Blancpain lanza un PREMIO LITERARIO?». Hace más de tres años, una joven periodista hizo esta pregunta, y añadió: «¿Qué tiene que ver una marca de relojes de alta gama con la literatura?». Quizás la pregunta era demasiado obvia. La periodista que la hizo parecía un poco avergonzada, como si pudiera interpretarse de forma negativa, pero entendí exactamente a qué se refería.

Sucedió en la rueda de prensa inmediatamente posterior a la ceremonia de entrega de la primera edición del PREMIO LITERARIO BLANCPAIN-IMAGINIST. Creo que era una pregunta compartida por muchos de sus compañeros periodis ­ tas presentes en el acto, que durante años habían seguido la información sobre lite ­ ratura y edición o sobre relojería y tenden ­ cias en el mundo del lujo. 

Estos dos tipos de periodistas rara vez coinciden en un mismo escenario. Esto es porque la relación entre la literatura y el lujo no parece muy clara. Es cierto que, a lo largo de los años y de forma habitual, hemos visto marcas que se esfuerzan por atraer a estrellas de cine famosas y a estrellas del pop con muchos seguidores para obtener una mayor visibilidad. También hemos visto los logotipos ampliados de muchas marcas en los carteles de exposiciones contemporáneas y de otras artes escénicas como la danza y el teatro. Pero ¿cómo puede la literatura tener algo que ver con el lujo? La literatura es tan discreta, tan silenciosa, que la portada de una novela no parece un espacio propicio para incluir la imagen de una marca. En comparación con la representación en vivo de un ruidoso concierto de pop, la literatura se parece al canto de un ruiseñor en la distancia a medianoche: intermitente, solitario y brumoso. Entonces, ¿por qué Blancpain decidió hace tres años lanzar un premio literario?

Dado que soy embajador cultural de Blancpain y consultor jefe de la editorial IMAGINIST, cofundadora de este premio, se podría decir que soy la persona adecuada para contestar a esta sencilla pregunta. Sin embargo, aquel día, en la rueda de prensa, me quedé un poco sorprendido y no la respondí de manera oportuna y clara. Por eso, estoy encantado de tener ahora la oportunidad de explicar por qué mi novelista favorito, Marcel Proust, me vino a la mente de forma inesperada en aquel contexto. 

El Premio Blancpain-Imaginist es el primer premio literario chino que une el mundo de la cultura con el de la Alta Relojería. Fundado en 2018, el Premio Blancpain-Imaginist tiene como objetivo revelar y apoyar a escritores jóvenes talentosos y prometedores, así como fomentar la creatividad y promover la literatura china.

PREMIO LITERARIO Blancpain-Imaginist

El Premio Literario Blancpain establece un VÍNCULO entre la Alta Relojería y la literatura.

Para aquellos que aún no han leído En busca del tiempo perdido con detenimiento, la evocación de Proust probablemente les traiga a la mente un rostro melancólico y contemplativo. Aparte del hecho de que estaba mal de salud (sus problemas respiratorios nunca se curaron), el rostro de Proust adquirió un tono blanquecino poco saludable debido a que durante gran parte de su vida se quedó despierto por la noche encerrado en una habitación insonorizada. Heredero de una fortuna considerable, tenía gustos muy refinados y estaba bien educado. Durante su juventud visitó con frecuencia los mejores salones literarios, pero más tarde pareció como si hubiese dejado de formar parte del mundo corriente, o al menos de estar sincronizado con él. A modo de ejemplo, tomemos su famoso recuerdo de la magdalena, del que probablemente todos hemos oído hablar: dedicó cuatro páginas a describir el momento en que, siendo niño, disfrutó de un refrigerio un domingo por la mañana. Si uno se limita a tragar su comida, podría comerse al menos cuatro magdalenas durante el tiempo que lleva leer estas cuatro páginas. ¿Cómo podía vivir Proust en el mismo mundo que sus semejantes siendo tan sensible al pasado, usando todos sus sentidos para recrear y sentir el mundo que había vivido? La obra monumental a la que dedicó toda su vida, con sus frases largas y sus tramas entrecortadas, con su conciencia de salto temporal y su profunda concepción artística, queda permanentemente a la zaga del ritmo apresurado que solemos adoptar hoy en día. Cuando leemos el libro es como si entráramos en un espacio con una secuencia temporal diferente, y cuando lo cerramos y regresamos al mundo real, la mayoría de nosotros apenas podemos distinguir entre rápido y lento, y a veces un segundo nos parece más largo que un día entero.

La imagen típica de Proust es la de un individuo autista e introvertido que nunca hubiera podido escribir un retrato panorámico de una época como Guerra y paz. Sin embargo, ¿puede alguien que haya leído con atención el tercer volumen de En busca del tiempo perdido olvidar las observaciones sociales que allí se hacen? El caso Dreyfus, que en su momento desgarró a Francia, es un buen ejemplo de la radiografía que Proust hace de la sociedad de su época. Este asunto remite inmediatamente a la maldad del antisemitismo, el nacimiento del intelectual moderno y el J'accuse de Émile Zola. Puede resultar sorprendente observar que Proust estuvo profundamente involucrado en la controversia cuando era joven. Prestó apoyo al movimiento de derechos civiles, redactó manifiestos y estuvo presente en el juicio de Zola desde la mañana hasta la noche. Pero años más tarde, en sus novelas, miró con serenidad a los diferentes personajes de cada bando, observando sus motivos ocultos, las razones detrás de sus opiniones y los extraños cambios en sus posiciones. Más importante aún, nos mostró cómo los valores subyacentes y las posturas ideológicas de una familia o un grupo de amigos pueden quedar expuestos cuando se enfrentan a un evento político y social, lo que lleva a una división enorme, casi irrecuperable. También abordó cómo esa herida condiciona las relaciones interpersonales tras el suceso.

En otras palabras, Proust, considerado por el público como alguien ajeno a este mundo, dedicó casi un libro entero a documentar los acontecimientos más importantes de su tiempo. Aun así, lo que hace que la literatura sea valiosa, que las grandes novelas sean importantes y que Proust sea digno de respeto es la forma de registrar cada detalle. No lo hizo desde un estilo periodístico directo, sino a partir de una completa recreación. La estructura de la novela es tan detallada y profunda que no solo nos da una visión clara de la Francia de finales del siglo XıX, sino que también nos permite mirar nuestro propio presente. A todo aquel que quiera tener una idea clara de lo que ha sucedido en el mundo durante los últimos años, de los acontecimientos que han provocado que algunas personas se enfrenten a sus propios amigos o incluso que se rompan los lazos entre padres e hijos, le recomendaría de verdad que lea En busca del tiempo perdido, o al menos el tercer volumen de esta novela, con mucha atención.

Entonces, «¿por qué Blancpain lanza el PREMIO LITERARIO BLANCPAIN-IMAGINIST? ¿Qué tiene que ver una marca de relojes de alta gama con la literatura?». Podría parecer que me he ido del tema, pero todo tiene una explicación. Pensé en Proust cuando me enfrenté a esta pregunta porque en su caso vi una relación entre la literatura y el tiempo. Dado que los novelistas no viven en el vacío, sus antecedentes y experiencias afectan inevitablemente a su escritura, por lo que no podemos evitar intentar leer los signos de una época en una novela. Sin embargo, como dijo una vez el propio Proust, nunca deberíamos sustituir la biografía de un novelista por su trabajo, ya que «un libro es el producto de otro yo». Es posible que una novela elimine y trascienda las limitaciones del tiempo y el espacio. ¿No es justamente eso lo que hace En busca del tiempo perdido? Sin duda, tiene relación con la Francia de finales del siglo XıX y principios del XX, pero también tiene algo que transmitir a quienes vivimos a principios del siglo XXı. Es un libro sobre la memoria y el tiempo. Por lo tanto, en cierta forma, es un libro que va más allá del tiempo. En este sentido, ¿no es una novela muy similar a un reloj?

A veces, cuando me siento tranquilamente en mi estudio a altas horas de la noche, admirando el hermoso segundero que recorre la esfera de mi reloj Blancpain y escuchando su sonido, caigo en la cuenta de que un reloj es un objeto realmente maravilloso. Muestra y registra de manera constante el paso del tiempo, como si no formara parte del orden del tiempo mismo, sino que disfrutara de una sólida existencia objetiva más allá del tiempo y de la historia. No obstante, es claramente un producto del tiempo. Los relojes de diferentes épocas tienen diferentes tecnologías y estilos. Así, cuando miramos un reloj antiguo podemos ver en él las señas de identidad de su época e incluso imaginar cómo los artesanos contuvieron la respiración mientras lo ensamblaban cuidadosamente. Me asombra que este auténtico reloj de primera clase continúe hablándome, indicándome los momentos de mi tiempo e incluso recordándome mi futuro. Proviene de un momento determinado de la historia, pero de alguna manera existe más allá de ese tiempo. El reloj está tanto dentro como fuera del tiempo. Permanece en la intersección exacta entre la eternidad y el presente.

Obras ganadoras de las anteriores ediciones del Premio Literario Blancpain-Imaginist.

Obras ganadoras de las anteriores ediciones del Premio Literario Blancpain-Imaginist.

Aspirantes al Premio Literario Blancpain-Imaginist 2020.

Aspirantes al Premio Literario Blancpain-Imaginist 2020.

ES EL SALUDO de una tradición de 300 años a otra de 3000 años.

Ciertamente no es así como respondí a la pregunta de la periodista. Si lo hubiera hecho, me pregunto cuántas personas habrían podido soportar esta ponderada asociación y aceptar mi extraña propuesta de que, en cierto sentido, Blancpain puede compararse con Proust. Hoy en día no somos tan pacientes. Vivimos tiempos en que un vídeo de dos minutos en Internet puede parecernos demasiado largo. Me recuerda a la década de 1980, poco después de que China implementara la política de reforma y apertura, cuando la televisión se estaba haciendo popular y la lectura todavía era una forma importante de ocio. En aquel entonces, El ser y la nada de Jean-Paul Sartre vendió cientos de miles de copias, casi lo mismo que las novelas de cienciaficción más populares de la actualidad. Fue en ese momento cuando surgieron en China varios autores valientes e imaginativos, escritores como Mo Yan, el primer Premio Nobel de Literatura chino, Yu Hua, Su Tong, Xi Chuan, Bei Dao, Can Xue, Ge Fei, A Lai, Wang Anyi, Yan Lianke, etc. Estos autores continúan dando forma al paisaje literario de China y son famosos entre los entusiastas de la literatura de todo el mundo. Probablemente todos ellos alcanzaron su cénit de popularidad durante esa década, no solo porque gozaron de una sólida reputación, sino también porque atrajeron a un gran número de lectores. Todavía hoy, si preguntamos a una persona al azar en cualquier calle de cualquier ciudad de China qué escritores contemporáneos conoce, es probable que su respuesta esté formada por algunos de los nombres mencionados anteriormente.

¿Por qué sucede esto? Por supuesto, en la actualidad sigue habiendo personas que se toman en serio la escritura y otras que leen atentamente. Incluso hay varios escritores mucho más jóvenes que los de esa generación cuyos profundos logros literarios y nuevos estilos han alcanzado una excelencia comparable a la de sus predecesores. Sin embargo, como mencioné antes, los tiempos han cambiado y la reputación de un novelista serio no es comparable a la de una celebridad web que presuma de su cena en las redes sociales todos los días. Si uno insiste en la creación literaria, debe aprender a aceptar el hecho de que no re ­ cabará muchos aplausos ni regalías. No importa lo bien que escriba: no hay absolutamente ninguna posibilidad de que obtenga la fama y la fortuna de las que alguna vez disfrutaron esos predecesores. Aunque, para ser sincero, prefiero la situación actual. Porque solo cuando la literatura seria vive a la intemperie las personas pue ­ den demostrar que todavía están dispuestas a dedicarse a escribir sin importar los resultados o el futuro que les espera, y que ser escritor/a es un destino preciado. Por supuesto, muchos jóvenes aspirantes han renunciado a medio camino y han terminado siendo aficionados con un sueño literario. No pudieron resistir o no tuvieron suficiente fe en que su sueño finalmente se haría realidad. Les faltó la perseverancia de Proust, que escribió el manuscrito de su último libro durante los últimos momentos de su vida en una cama de hospital. No los culpo, en absoluto, pues muchas perso ­ nas que aspiraban a ser el nuevo Proust y lo sacrificaron todo para lograrlo termina ­ ron desapareciendo bajo una pila de libros viejos que nunca nadie revolvió.

Dicho esto, ¿qué sentido tiene organizar este premio literario? Sería exagerado decir que estamos buscando al próximo Proust. No obstante, si hemos establecido la edad de 45 años como límite para optar al premio es porque consideramos que el potencial para seguir escribiendo es un criterio fundamental. Queremos decirles a los escritores que persisten en la escritura que no están solos, que alguien se ha dado cuenta de su existencia y los comprende. Es como si un corredor de maratón se encontrara en la mitad de una carrera a alguien a su lado que le aplaudiera y le ofreciera un vaso de agua. No sabemos qué sucederá después. Quizás, tras superar esta estación intermedia, alguien pueda tomar el testigo de la generación anterior y regis ­ trar la época actual en sus obras, reflejando una luz brillante en el sol de otro mundo 1000 años después, como si fuera un frag ­ mento de ámbar. ¿Estoy yendo demasiado lejos al decir 1000 años? No olvidemos que la literatura china es una larga tradición transmitida hace más de 3000 años por el Libro de las odas. El hombre que cantó el primer poema probablemente no pensó en el momento actual, en que podemos ver reflejados nuestros propios pensa­mientos en sus palabras. Igual que tampoco es probable que Proust esperara que miráramos el mundo del siglo XX ı a través de sus novelas. Si usted aprecia Blancpain sabe a lo que me refiero. Cuando Jehan Jacques Blancpain fundó la marca hace casi 300 años, ¿sabía exactamente qué de ­ jaría para la posteridad? Durante esos tres siglos, ¿sabía cada generación que sobrevi ­ vía a los cambios a qué se estaba aferrando? ¿Por qué Blancpain produce exclusiva ­ mente relojes mecánicos? ¿Por qué no elige un camino más fácil y favorecedor? Supongo que es porque actúa como los es ­ critores de todas las generaciones que se toman la literatura en serio, defienden el gusto delicado y transforman su pasión en destino; que no tienen miedo a la soledad, mantienen un perfil bajo y persisten en su empeño.

«¿Por qué Blancpain lanza el PREMIO LITERARIO BLANCPAIN -IMAGINIST? ¿Qué tiene que ver una marca de relojes de alta gama con la literatura?». Si tuviera que elegir una sola frase para responder, diría que es el saludo de una tradición de 300 años a otra de 3000 años. Se miran la una en la otra, incrustadas en el tiempo, pero más allá del tiempo. 

PREMIO LITERARIO Blancpain-Imaginist

Capítulo 10

Martín BERASATEGUI

Una entrevista con el chef con doce estrellas Michelin.

Autores del capítulo

DAVID DE JORGE
Martín BERASATEGUI
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