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Capítulo 3

El gran TIBURÓN MARTILLO

Relato de un misterio por descubrir, en el archipiélago de Tuamotu, en el corazón del Pacífico.

Autores del capítulo

TATIANA BOUBE

Autores del capítulo

TATIANA BOUBE
El gran TIBURÓN MARTILLO
El gran TIBURÓN MARTILLO
Número 23 Capítulo 3

Se van dibujando unos surcos blancos y un escalón aparece ante sus ojos.Es la entrada al paso de Tiputa, en el atolón de Rangiroa, que conduce directamente a la MUY CÉLEBRE «MESETA DE LOS TIBURONES MARTILLO».

Imagine una inmersión en el azul profundo y transparente del océano Pacífico. El azul se extiende hasta donde alcanza la vista, unos 700 metros por debajo de sus pies. A medida que el rugido del motor se aleja, el sonido se desvanece hasta el silencio total. La sensación de balanceo provocada por el oleaje se atenúa a medida que empieza a descender. El punto de orientación de la superficie se pierde en el azul cristalino, que le absorbe y le desorienta. La corriente, imperceptible, ejerce su efecto arrastrándolo hacia un lugar aún invisible. La cima de un antiguo volcán está cada vez más cerca, 400 metros, 300 metros y, poco después, tan solo 200 metros por debajo de sus aletas. Sigue sin ver nada. A lo lejos, se divisan los primeros peces, signo de una llegada inminente. De repente, el azul continuo revela unas formas. Se van dibujando unos surcos blancos y un escalón aparece ante sus ojos. Es la entrada al paso de Tiputa, en el atolón de Rangiroa, que conduce directamente a la muy célebre «meseta de los tiburones martillo».

A 55 metros toca el fondo. Ya no contempla una pendiente vertiginosa hacia los abismos de la meseta oceánica, sino un paisaje llano, guijarroso, lunar y monótono. Comienza la espera. La corriente es muy leve y usted aletea lentamente. Da vueltas y vueltas, buscando y oteando el horizonte. Un banco de jureles rayados y algunos atunes diente de perro pasan por allí perturbando su tranquilidad. De repente, percibe una atmósfera eléctrica, algo está sucediendo a su alrededor, pero no puede verlo. Simplemente no puede verlo. Entonces aparece a lo lejos la sombra de una gran aleta dorsal. Un perfil enorme en medio de unos cuantos tiburones grises que huyen no deja lugar a dudas sobre la naturaleza del animal que se aproxima. El gran tiburón martillo está ahí.

Le ha sentido, oído y visto desde hace algún rato y su curiosidad le lleva directamente hacia usted. Le invade una sensación de alivio y una fuerte emoción, la interacción está a punto de empezar. Hoy será el privilegiado testigo de su presencia en el paso, el trabajo puede comenzar. Pocos metros delante de usted, él se desvía, sigilosamente. O, mejor dicho, ella se desvía, es una hembra. Está atento, el encuentro no durará mucho. Examina meticulosamente su cuerpo en busca de todas las pistas posibles, detectando manchas, marcas y excrecencias visibles. Sus aletas están marcadas, seguramente fruto de apareamientos anteriores. Sí, el amor es violento entre tiburones. Mientras la hembra se aleja, usted tiene que grabar en su mente toda esta información. Estas señales serán esenciales para identificarla cuando vuelva a la superficie. El encuentro no dura más de treinta segundos, pero el mero hecho de que tenga lugar lo dice todo. Se da la vuelta para continuar su búsqueda. Todo acontece muy deprisa, una nueva hembra se aproxima ya. Al llegar frente a usted, al igual que la anterior, se desvía de su trayectoria para presentar su flanco. No tiene rasgos distintivos, sus contornos son suaves y homogéneos, como un boceto descriptivo de su especie. La observa impotente cuando pasa, inidentificable e irreconocible. Detrás, una tercera hembra permanece a distancia; la sigue con la mirada, pero no se acerca. La ve desaparecer en el azul, tal vez se trate de la primera hembra que vio.

La tensión disminuye. Se queda quieto por temor a perderse una nueva observación. Su mirada sondea meticulosamente el paisaje, a tal punto que adivina, percibe e imagina siluetas a su alrededor. Pero por el momento, no hay nada más. Luego, una forma muy real aparece en su campo de visión. Una hembra, más corpulenta que las otras, se acerca y repite el mismo ballet que las anteriores. Pero a esta la reconoce. Sí, la morfología de su aleta caudal y el corte de sus otras aletas son inconfundibles. A esta hembra ya la ha visto antes aquí. Su presencia hoy, después de todos estos años, es un milagro e impone respeto. Humildemente, la observa mientras se aleja y desaparece bajo el escalón. El canal vuelve a la vida y los peces reaparecen. O quizás estaba demasiado ocupado para verlos antes. Su ordenador de buceo le recuerda que es hora de iniciar el ascenso. Mientras abandona esta meseta, no puede evitar preguntarse dónde habrá estado esta hembra todo este tiempo. ¿Hasta dónde habrá viajado? Y, sobre todo, ¿por qué ha vuelto?

El gran TIBURÓN MARTILLO
A rebreather diver on the ‘Hammerhead Plateau’.

A rebreather diver on the ‘Hammerhead Plateau’.

La morfología de su aleta caudal y el corte de sus otras aletas son inconfundibles. Esta hembra YA HA SIDO OBSERVADA ANTES AQUÍ.

El gran TIBURÓN MARTILLO
El gran TIBURÓN MARTILLO

La presencia de este gran tiburón es ahora mucho menos habitual. EN 70 AÑOS, SU POBLACIÓN HA DISMINUIDO UN 80 % EN TODO EL MUNDO.

Esta inmersión en el paso de Tiputa relata la misteriosa presencia de un depredador emblemático de nuestros océanos: el gran tiburón martillo, Sphyrna mokarran por su nombre científico. En el imaginario colectivo, es su familia (los Sphyrnidae) la que es emblemática, con diez especies de tiburón martillo registradas hasta la fecha. Como su nombre indica, el gran tiburón martillo es el más grande de todos ellos, con una longitud media de 3,5 m y una máxima de 6,1 m. Aunque imponente, no supone una amenaza real para el ser humano y se le atribuyen muy pocos ataques. Como todos los tiburones, su posición en la cima de la cadena alimentaria lo hace esencial para el equilibrio de los ecosistemas marinos. Inicialmente presente en todas las aguas tropicales y subtropicales del mundo, este gran tiburón es ahora mucho menos habitual. En 70 años, su población ha disminuido un 80 % en todo el mundo. En 2018, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)1 lo clasificó como en peligro crítico de extinción en su lista roja de especies amenazadas. Esta es la última categoría antes de considerar a una especie «extinguida en estado salvaje». De hecho, en algunas partes del mundo su extinción ya es una realidad. Se calcula que la población de grandes tiburones martillo, antaño presentes en el Mediterráneo, ha disminuido en un 99,9 %. Comienza una lucha contrarreloj.

Las razones de esta desaparición son numerosas y están vinculadas esencialmente a las actividades humanas. Como sucede con todas las especies de tiburones del mundo, la pesca selectiva y metódica para hacerse con sus aletas es una de las principales causas. Estas aletas, cuyo interés medicinal nunca se ha demostrado científicamente, tienen un alto valor económico en el mercado asiático y se utilizan para el consumo alimentario y la farmacopea. Otra razón más insidiosa pero igualmente devastadora de su declive es la captura incidental, es decir, por accidente, de un animal que no es el objetivo original. Muchos tiburones, incluido el gran tiburón martillo, quedan atrapados en redes y palangres donde se pescan atunes y otras especies comerciales. Por último, y aunque esta práctica pueda parecer anticuada, el tamaño del gran tiburón martillo lo convierte en un trofeo de primera en la pesca deportiva que aún se practica, sobre todo en Estados Unidos y Australia. Aunque el animal sea (a veces) liberado vivo, el estrés y el agotamiento provocados por la captura aumentan su vulnerabilidad y acaban provocándole la muerte. Y sí, a pesar de su tamaño, a diferencia de otras especies de tiburón más robustas, el tiburón martillo es frágil. Si a esto añadimos un ciclo vital lento, es fácil entender por qué su población es incapaz de regenerarse: los individuos se reproducen tarde (en torno a los 8 años), con un período de gestación más largo que el de los humanos (entre 10 y 11 meses), que solo es posible cada dos años, y las camadas son pequeñas en comparación con otras especies marinas (15 crías de media, de las que pocas sobreviven hasta la edad adulta).

Pero volvamos al principio de la historia. Hasta principios de la década de 2010, los escasos estudios científicos sobre el gran tiburón martillo se basaban exclusivamente en individuos muertos procedentes de la pesca practicada frente a Australia, Sudáfrica y la costa este de Estados Unidos. En 2004, comenzó a desarrollarse un lugar de observación en Bimini (Bahamas), con el establecimiento gradual de una actividad estacional de «alimentación de tiburones». A partir de 2012, los tiburones se alimentaban a diario, lo que garantizaba una estrecha interacción con los buzos que acudían a contemplar el espectáculo. Hay que decir que las condiciones de observación eran ideales. El lugar es poco profundo, apenas diez metros de profundidad, y los grandes tiburones martillo, atraídos por el olor de un bonito fresco recién preparado, ondulaban tranquilamente sobre la inmaculada arena blanca, lo que brindaba magníficas oportunidades para tomar fotografías. Ya en 2008, aprovechando que un gran número de ejemplares llegaban a la zona atraídos por la comida, se iniciaron las primeras investigaciones científicas con individuos vivos para identificar y estudiar la población. Los resultados mostraron, entre otras cosas, que los tiburones martillo son altamente migratorios y que a veces recorren más de 3000 kilómetros frente a la costa este de Estados Unidos. Al mismo tiempo, se puso de relieve un comportamiento sedentario estacional, es decir, una presencia prácticamente ininterrumpida en un espacio delimitado, la cuenca norte del Caribe, durante un período determinado. En 2017, el seguimiento a largo plazo en Bimini también permitió corroborar que los mismos individuos acudían repetidamente a la zona, año tras año. Esto se conoce como fidelidad al sitio. Las razones de esta fidelidad nunca se han establecido claramente, pero la práctica de «alimentarse» y la presencia de numerosas especies de presas en las proximidades son las principales hipótesis planteadas para explicar el fenómeno.

1 Este organismo internacional informa sobre el estado de conservación de todas las especies vivas y evalúa el riesgo de extinción, clasificándolas según esta escala: «preocupación menor», «casi amenazada», «vulnerable», «en peligro», «en peligro crítico», «extinguida en estado salvaje», «extinguida».

El gran tiburón martillo, Sphyrna mokarran.

El gran tiburón martillo, Sphyrna mokarran.

A medida que sube y baja la marea, la laguna se llena y se vacía a través de sus pasos.ESTE ES EL SISTEMA RESPIRATORIO DE LOS ATOLONES.

Lejos de estos descubrimientos científicos, una región, perdida y aislada en medio del Pacífico, albergaba en secreto una población de grandes tiburones martillo: el archipiélago de Tuamotu, en la Polinesia francesa. La presencia del gran tiburón martillo en la Polinesia es discreta, conocida por la memoria, pero olvidada en las leyendas. La lengua pa’umotu (un dialecto tuamotu) ofrece una pista sobre la presencia histórica del animal en este archipiélago al norte de Tahití. Ya en 1929, las notas del Sr. M. F. Hervé, administrador de las islas Tuamotu, revelan que al tiburón martillo se le conoce localmente como tamataroa y lo describe de la siguiente manera: «Gris pálido uniforme, cabeza aplanada, de aspecto muy raro y habita en mar abierto. Muy grande, 3 brazas (equivalente a 5,5 m)». La noción de rareza recogida en estos primeros relatos es intrigante, porque cuando se pregunta hoy a algunos de los antiguos pa’umotu (habitantes de las Tuamotu), la respuesta es casi unánime: el tamataroa siempre se ha visto en sus aguas.

En 1984, cuando Yves Lefèvre, instructor de submarinismo y videógrafo, llegó al atolón de Rangiroa, en la parte occidental del archipiélago de Tuamotu, fue el primero en llamar la atención de los pocos turistas de paso sobre la notable presencia de la especie en el paso de Tiputa. Este paso y su vecino, el de Avatoru, son dos pasillos de intercambio entre el océano y la laguna, sometidos constantemente a la alternancia de corrientes de entrada y salida. A medida que sube y baja la marea, la laguna se llena y se vacía a través de sus pasos. Este es el sistema respiratorio de los atolones. Los polinesios cazan en estos valles sumergidos, donde el único momento de respiro en que las dos corrientes se compensan y anulan dura apenas unos minutos. Equipado con una escafandra autónoma, Yves Lefèvre fue el primer submarinista que exploró los dos pasos de Rangiroa a profundidades que los pescadores locales, a pesar de ser excelentes apneístas, eran incapaces de alcanzar. Localizó una profunda meseta fuera del paso de Tiputa, a una profundidad de entre 45 y 60 metros, donde los grandes tiburones martillo, aunque solitarios por naturaleza, se veían en gran número durante el verano austral, de diciembre a marzo. Además del gran tiburón martillo, la excepcional concentración de peces, rayas águila, mantarrayas, delfines y tiburones contribuyó a cristalizar la leyenda de Rangiroa como destino de buceo de categoría mundial.

El paso de Tiputa, conocido localmente como el paso de Hiria.

El paso de Tiputa, conocido localmente como el paso de Hiria.

Allí se desarrolló un turismo de expertos que aumentó particularmente después de la visita del comandante Cousteau en 1987. La observación de los tiburones ocupó enseguida un lugar preponderante en las actividades turísticas de la Polinesia y el shark feeding progresó a gran velocidad a principios de los años 90. En 2006, el territorio polinesio aprobó una ley que prohibía la pesca de tiburones en su espacio marino. Una medida adelantada a su tiempo que muchos países del Pacífico imitaron. La iniciativa fue tan eficaz que Polinesia está clasificada ahora como uno de los territorios con mayor abundancia y diversidad de tiburones del mundo. El territorio volvió a ser precursor en 2017, cuando prohibió alimentar a la fauna salvaje con fines turísticos. Las actividades de alimentación de tiburones se paralizaron, lo que ocasionalmente provocó su desaparición de ciertos lugares de observación.

Pero el paso de Tiputa se libró de este fenómeno. La alta concentración de tiburones y la presencia estacional del gran tiburón martillo permanecieron inalteradas. Las oportunidades para la investigación que ofrecía este lugar superaban con creces las que existían en cualquier otra parte del mundo. Por primera vez desde el cambio de siglo se observaba a estos tiburones mostrando un comportamiento natural (sin dispositivos de alimentación) en su hábitat natural. El interés de un estudio sobre el gran tiburón martillo en el Pacífico central se hizo entonces evidente, sobre todo porque la UICN ya había señalado en la década del 2000 que existía una cruel falta de datos científicos sobre el animal en esta región.

A pesar de la posibilidad de reunir nuevos datos, la utilidad de un estudio en un lugar donde la especie ya está protegida es cuestionable. Para entenderlo, hay que remontarse a 2006, cuando se implementaron medidas de protección de los tiburones en la Polinesia. En aquel momento, no se había realizado ningún estudio previo para evaluar el estado de las poblaciones de tiburones o comprender su ecología. Sin embargo, estas nociones eran sumamente importantes para que las medidas se aplicaran con eficacia. Durante su desarrollo, los tiburones deben satisfacer tres necesidades principales: protección frente a los depredadores, alimento para garantizar su crecimiento y reproducción para asegurar la pervivencia de la especie. Estos animales buscan constantemente un equilibrio entre la variabilidad del medio y la satisfacción de sus necesidades vitales. Por eso cambian de hábitat en función de su fase de desarrollo. La reproducción, el nacimiento, el crecimiento de los ejemplares jóvenes y las necesidades alimentarias asociadas a cada una de estas etapas tienen lugar en zonas y momentos muy concretos, allí donde las condiciones ambientales son más favorables. Son los llamados hábitats críticos. Si no se conoce la naturaleza, la ubicación y el período de uso de estos hábitats clave, aumentan los riesgos de degradación causados por las actividades humanas. Aunque es esencial, la prohibición de la pesca de tiburones en la Polinesia no garantiza por sí misma su conservación a largo plazo.

Otro reto del estudio del gran tiburón martillo en la Polinesia es establecer el alcance de sus migraciones en el Pacífico central. Como especie migratoria, sus movimientos pueden llevarlo más allá de la zona marina de la Polinesia, a lugares donde ya no se aplica la prohibición de pesca y donde estos animales vuelven a ser objetivo directo o indirecto de las capturas internacionales. Lo que está en juego es aún mayor debido a la presión pesquera que les espera más allá del territorio polinesio. La migración fuera de la Polinesia hace necesaria la firma de acuerdos internacionales —a menudo difíciles de alcanzar debido a la diversidad de los actores y sus intereses— para detener el declive de la especie.

En 2008 se puso en marcha un primer proyecto científico para conocer los movimientos de los tiburones martillo en el paso de Tiputa, para lo cual se instalaron equipos de seguimiento. Lamentablemente, el proyecto se vio frustrado por las condiciones extremas de la corriente, que provocó la pérdida de los equipos instalados. Hubo que esperar hasta junio de 2019, cuando, gracias al apoyo del Blancpain Ocean Commitment, se creó la Mokarran Protection Society (MPS) y se emprendió la primera investigación sobre la población en el paso de Tiputa.

Banco de percas de rayas azules. 

Banco de percas de rayas azules.
 

Pared de tiburones grises de arrecife en el pasode Tiputa.       

Pared de tiburones grises de arrecife en el paso
de Tiputa.

       

Banco de barracudas.

Banco de barracudas.

Todo empezó con la iniciativa de tres instructores de buceo de Rangiroa. Llevados por la curiosidad y por el privilegio de observar la presencia estacional de la especie en Tiputa cada año, emprendieron una investigación bibliográfica a fin de comprender las razones de este fenómeno. Rápidamente se dieron cuenta de que había pocos datos sobre el tema en esta parte del Pacífico. Intuyendo el gran potencial del lugar, comenzaron a recopilar sus observaciones en 2014, tratando de distinguir a los individuos por su tamaño y pigmentación. Al cabo de dos años, formularon la hipótesis de que alrededor de diez tiburones martillo residen estacionalmente en la zona del paso y regresan al lugar cada año. Estas observaciones coinciden también con la llegada de rayas águila leopardo. Ningún estudio puede confirmarlo todavía, pero el verano austral parece ser la época de apareamiento de estas rayas, que se reúnen en bancos en el paso, con hasta 150 individuos en los «años buenos». Estas agrupaciones aumentarían la concentración y la diversidad de presas del gran tiburón martillo, sin olvidar a los tiburones grises, presentes todo el año en el paso y que también podrían formar parte del menú. Animado por estas primeras hipótesis, uno de estos instructores, Jean-Marie Jeandel, reunió a un equipo de buceadores apasionados y científicos voluntarios en torno a un ambicioso objetivo: desentrañar el misterio de la presencia estacional del gran tiburón martillo en el paso de Tiputa, en Rangiroa. La asociación Mokarran Protection Society (MPS) se creó en junio de 2019.

El encuentro con Marc A. Hayek, apasionado del mundo marino y submarinista empedernido, fue lo que convirtió el sueño en realidad. El importante desafío de conservación que esta iniciativa haría posible sedujo a Blancpain, comprometida con la conservación de los océanos desde hace 20 años. Así fue como en diciembre de 2019 la Manufactura brindó su apoyo y puso en marcha la primera misión de la MPS dedicada al estudio del gran tiburón martillo en la Polinesia, en la que Marc A. Hayek participó como buzo de regulador profundo y videógrafo.

Pero ¿por dónde empezar? El objetivo científico inicial es a la vez simple y considerable. Se trata de describir la población presente durante el verano austral, una estación en la que los tiburones martillo se observan con especial atención. Describir esta población significa, en primer lugar, evaluar su tamaño identificando el número de tiburones encontrados. También significa examinar la proporción de machos y hembras y la capacidad de reproducción de los individuos. Por último, implica intentar determinar cuánto tiempo permanecen estos individuos en el lugar. ¿Se detienen en una ruta migratoria más larga o son sedentarios? En tal caso, ¿durante cuánto tiempo? ¿Vuelven al lugar en etapas posteriores de su ciclo vital? En caso afirmativo, ¿qué buscan? Se trata de preguntas con respuestas inciertas, en un lugar donde las condiciones de buceo representan un verdadero desafío. El lugar es profundo, está expuesto a fuertes corrientes y el fondo, una losa oscura y pelada, camufla sutilmente a los animales.

Para llevar a cabo este trabajo, la MPS decidió recurrir al uso combinado de dos métodos no intrusivos: la fotogrametría láser y la fotoidentificación. La primera permite medir al animal bajo el agua. Estas mediciones proporcionan información sobre el estado de madurez del animal, ya que a partir de cierto tamaño —2,1 metros en el caso de las hembras y 2,25 metros en el de los machos— es muy probable que los tiburones puedan reproducirse. La fotoidentificación permite fotografiar a los individuos para identificar sus marcas específicas, simplemente observándolos en su entorno. Además del paso de Tiputa, la atención se centra también en Tikehau, otro atolón de Tuamotu situado a 15 km al oeste de Rangiroa. Allí, el singular paso de Tuheiava constituye otro lugar de interés para la observación del gran tiburón martillo. El objetivo de vigilar los dos atolones simultáneamente es esbozar un patrón inicial de migración entre Rangiroa y Tikehau. Se organizaron inmersiones diarias dedicadas a desplegar estos protocolos durante tres temporadas, entre diciembre de 2019 y marzo de 2022.

En enero de 2020, Marc A. Hayek, presidente y CEO de Blancpain, viajó a Rangiroa (Polinesia francesa) para participar como cámara submarino voluntario en una expedición científica dedicada al estudio de los fondos marinos y, en particular, del gran tiburón martillo, Sphyrna mokarran.

En enero de 2020, Marc A. Hayek, presidente y CEO de Blancpain, viajó a Rangiroa (Polinesia francesa) para participar como cámara submarino voluntario en una expedición científica dedicada al estudio de los fondos marinos y, en particular, del gran tiburón martillo, Sphyrna mokarran.

Los resultados no decepcionaron. En total, los equipos de la MPS realizaron más de 400 inmersiones, durante las cuales se observaron más de 500 tiburones martillo. Contrariamente a la hipótesis inicial, en el transcurso de las tres temporadas de verano se identificaron en los pasos de Tiputa y Tuheiava no solo una docena, sino más de 70 individuos, todas hembras y potencialmente en edad de reproducción. Se descubrió que más de la mitad de ellas eran residentes estacionales, pues pasaban una media de dos meses en el lugar de estudio. Después, gracias a las imágenes de archivo adicionales proporcionadas por los submarinistas, se pudo observar que la mitad de las hembras identificadas mostraban un patrón de fidelidad a los dos sitios de Tiputa y Tuheiava. ¡Una de ellas había regresado a Tiputa durante casi 14 años! Además de la hipótesis de regresos interanuales exclusivamente para alimentarse, como se sugiere en las Bahamas, la observación de hembras adultas en los sitios durante el verano austral invita a pensar en otras razones para su presencia. Todos estos descubrimientos suscitan una pregunta importante: ¿dónde están los machos? Las imágenes de archivo recopiladas desde 2006 en el paso de Tiputa arrojan algo de luz sobre la cuestión: los machos se observan exclusivamente de agosto a octubre. Una misión adicional llevada a cabo entre agosto y noviembre de 2021 por un equipo de la MPS confirma esta hipótesis. Los machos se observan en primavera y las hembras, en verano; cada uno en su estación. Lo que queda por determinar es su itinerario durante el resto del año. Las observaciones realizadas en los pasos muestran claramente que los individuos entran y salen de las lagunas, ahora bien, ¿por qué? Para intentar responder a esta pregunta, la asociación se apoya en una red participativa de observadores y realiza entre- vistas a un centenar de usuarios de la laguna de Rangiroa (pescadores y prestatarios de servicios turísticos), recogiendo sus testimonios. Su conocimiento empírico de este vasto mar interior, del que depende su subsistencia, ha permitido identificar zonas potencialmente estratégicas en el ciclo vital de la especie.

Como resultado de estos tres años de estudio, la MPS ha proporcionado los primeros resultados a gran escala sobre el Sphyrna mokarran en el Pacífico central. A raíz de este trabajo, la Polinesia ha decidido incluir al gran tiburón martillo en la lista de «especies marinas emblemáticas del Pacífico», convirtiendo su estudio exhaustivo en una prioridad para el territorio.

Buzo de regulador profundo equipado para la fotoidentificación.

Buzo de regulador profundo equipado para la fotoidentificación.

Platina láser para medir tiburones.

Platina láser para medir tiburones.

LA PLATINA LÁSER, UNA HERRAMIENTA «DOS EN UNO»

Al iniciar sus trabajos en 2019, la MPS pretendió poner en marcha un protocolo de seguimiento lo menos invasivo posible. Preocupada por no alterar el comportamiento natural del gran tiburón martillo, la asociación decidió desde un principio descartar el feeding (la alimentación, cuando el animal se come el cebo) y el smelling (olfateo, cuando el olor del cebo atrae al depredador, pero no se lo come), métodos utilizados habitualmente para atraer a los tiburones. La MPS optó por utilizar la fotogrametría láser para conocer la estructura de la población presente. La herramienta permite medir a los tiburones a distancia, en su entorno natural, sin tener que capturarlos y subirlos a bordo del barco. Consiste en una platina equipada con dos láseres montados en paralelo, a 30 cm de distancia. Una cámara situada entre los láseres capta una imagen con una escala proyectada sobre el animal. De este modo se pueden tomar varias medidas, como la altura de la aleta dorsal, el ancho de la cabeza o la longitud total del cuerpo. Esta técnica tiene un doble objetivo. Al tomar imágenes, también permite identificar al animal a partir de características físicas propias de cada individuo, como la morfología de las aletas y la presencia de manchas en el cuerpo. A continuación, se puede elaborar una especie de tarjeta de identidad de cada tiburón.

El gran TIBURÓN MARTILLO
El gran TIBURÓN MARTILLO

El objetivo consiste en proporcionar a las entidades datos tangibles que les permitan IMPLEMENTAR MEDIDAS DE CONSERVACIÓN específicas para la especie y adaptadas a su ciclo vital.

Los descubrimientos de la MPS han levantado parte del velo sobre la estructura de la población del gran tiburón martillo en las islas Tuamotu. No obstante, estos primeros resultados también plantean nuevas preguntas sobre la ecología de la especie en la zona. ¿Por qué se reúnen las hembras en los pasos durante el verano austral? ¿Qué hacen los individuos que entran en las lagunas y adónde van los que salen? Para responderlas y dar un importante impulso científico y técnico a los trabajos ya realizados, se ha diseñado un nuevo proyecto que se puso en marcha en diciembre de 2022 con el apoyo de la Manufactura Blancpain. Su nombre: TAMATAROA. Este ambicioso e innovador programa de investigación, que se prolongará durante tres años más, ha sido posible gracias a la unión de dos entidades: la Mokarran Protection Society, con sus amplios conocimientos sobre el terreno y su arraigo local desde hace mucho tiempo, y las expediciones Gombessa, dirigidas por Laurent Ballesta y reconocidas internacionalmente por sus conocimientos técnicos y científicos. Un grupo de entidades públicas, entre ellos el Ayuntamiento de Rangiroa, el Departamento de Medioambiente de la Polinesia y la Oficina Francesa de la Biodiversidad, también ha participado en el proyecto desde el principio.

El objetivo de TAMATAROA es concreto y está bien planteado: definir los movimientos y las pautas migratorias del gran tiburón martillo en la Polinesia con el fin de determinar la localización y el uso temporal de sus hábitats esenciales en el Pacífico central. Su propósito consiste en proporcionar a las entidades datos tangibles que sirvan de apoyo para el establecimiento de medidas de conservación de la especie específicas y adaptadas a su ciclo vital. Estas acciones, centradas en un depredador situado en la cima de la cadena alimentaria, también podrían tener, a través de un efecto de cascada, un impacto beneficioso más amplio en la protección de los ecosistemas lagunares.

Para identificar los hábitats clave y comprender la actividad del gran tiburón martillo en la Polinesia, se está convirtiendo en una prioridad estudiar sus movimientos en los pasos, en las lagunas y entre los atolones. Para ello es necesario marcar a los animales, es decir, colocarles distintivos en el cuerpo para poder seguirles la pista. En consonancia con el trabajo emprendido por la MPS, se está estudiando un enfoque ético para aplicar los distintos protocolos. No es tarea fácil cuando se trata de un animal ciertamente curioso, pero también temeroso, y para el que no está prevista ni la captura ni la atracción mediante feeding (alimentación) o smelling (olfateo). 

Entrevista con un habitante de Rangiroa para conversar sobre su conocimiento del gran tiburón martillo.

Entrevista con un habitante de Rangiroa para conversar sobre su conocimiento del gran tiburón martillo.

La asociación reúne a los habitantes del atolón en torno a las tradicionales carreras de piraguas, para dar visibilidad al tema de la migración del gran tiburón martillo.    

La asociación reúne a los habitantes del atolón en torno a las tradicionales carreras de piraguas, para dar visibilidad al tema de la migración del gran tiburón martillo.
    

La MPS organiza actividades para las escuelas y el público en general con el fin de sensibilizar a la población sobre la importancia de los tiburones en el ecosistema marino.

La MPS organiza actividades para las escuelas y el público en general con el fin de sensibilizar a la población sobre la importancia de los tiburones en el ecosistema marino.

El gran TIBURÓN MARTILLO
Conversaciones sobre la identificación de los tiburones martillo.

Conversaciones sobre la identificación de los tiburones martillo.

El gran TIBURÓN MARTILLO

Para optimizar el tiempo dedicado a interactuar con el animal, se ha diseñado una nueva herramienta científica «todo en uno» que se puede utilizar bajo el agua para llevar a cabo una amplia gama de protocolos: identificación, medición, marcado y muestreo. La identificación y la medición se ajustan a los protocolos emprendidos por la MPS para caracterizar la población. El muestreo de tejidos permite realizar un estudio genético, necesario para establecer los vínculos entre las distintas poblaciones y la filiación de los individuos observados. Estas muestras también permiten estudiar la ecología alimentaria de la especie, con el fin de evaluar el origen y la importancia relativa de las distintas zonas de alimentación en su régimen alimentario.

TAMATAROA se basa en la participación de los agentes locales en el programa científico. El éxito duradero del proyecto solo será posible si los habitantes de la Polinesia se apropian de la riqueza de sus océanos y lagunas, convirtiéndose a diario en guardianes informados de este gran depredador. A diferencia de las sociedades occidentales, los polinesios han sabido preservar los conocimientos y el saber hacer en la gestión de los recursos marinos. Un ejemplo es el rahui, una técnica utilizada para reservar los recursos pesqueros mediante la rotación de las zonas explotadas. Transmitida de generación en generación, esta práctica sigue estando muy extendida en los atolones e islas del territorio. La noción de áreas marinas protegidas tiene, por tanto, raíces culturales, y muchas leyendas y creencias locales destacan a los tiburones como protectores, representando la reencarnación de los antepasados dentro de un linaje familiar. Esta espiritualidad del «animal tótem» contribuye en parte a la conservación de los tiburones en la Polinesia, pues fomenta el respeto por la vida animal. Gracias al apoyo de los polinesios, el éxito a largo plazo del proyecto parece probable.

Los atolones, oasis de vida en medio del inmenso océano Pacífico, aún no han revelado el papel que desempeñan en el ciclo vital del gran tiburón martillo: últimos refugios o paradas migratorias, santuarios o escalas. El trabajo que queda por hacer es colosal, pero también lo es la esperanza que suscita para esta especie, al borde de la extinción en todo el mundo. Si resolvemos este misterio, podemos ganar una batalla en la gran guerra contra la erosión de la biodiversidad marina. Si lo resolvemos, podemos garantizar un futuro próspero para el tamataroa.

Tatiana Boube es bióloga marina y coordinadora científica de la Mokarran Protection Society, con sede en la Polinesia francesa. Esta sociedad se dedica al estudio y la protección del gran tiburón martillo. Blancpain ha concedido a la Sra. Boube una beca para financiar sus estudios de doctorado e investigación sobre el gran tiburón martillo en la Universidad de la Polinesia francesa (Université de la Polynésie Française). Acaba de publicar un artículo en el que Marc A. Hayek, CEO de Blancpain, figura como coautor y que lleva por título First Insights into the Population Characteristics and Seasonal Occurrence of the Great Hammerhead Shark, Sphyrna mokarran (Rüppell, 1837) in the Western Tuamotu Archipelago, French Polynesia.

Tatiana Boube es bióloga marina y coordinadora científica de la Mokarran Protection Society, con sede en la Polinesia francesa. Esta sociedad se dedica al estudio y la protección del gran tiburón martillo. Blancpain ha concedido a la Sra. Boube una beca para financiar sus estudios de doctorado e investigación sobre el gran tiburón martillo en la Universidad de la Polinesia francesa (Université de la Polynésie Française). Acaba de publicar un artículo en el que Marc A. Hayek, CEO de Blancpain, figura como coautor y que lleva por título First Insights into the Population Characteristics and Seasonal Occurrence of the Great Hammerhead Shark, Sphyrna mokarran (Rüppell, 1837) in the Western Tuamotu Archipelago, French Polynesia.

Parte de los equipos de la MPS y de Gombessa reunidos para la misión TAMATAROA, frente al paso de Tiputa.   

Parte de los equipos de la MPS y de Gombessa reunidos para la misión TAMATAROA, frente al paso de Tiputa.
   

Parte del equipo de la MPS.

Parte del equipo de la MPS.

«Escribimos todo lo que teníamos en mente [para el Cuerpo de Nadadores de Combate francés] y se lo propusimos [a una empresa de relojes], pero se rieron en nuestra cara: “Los relojes de buceo no tienen futuro”, dijeron. Nos pusimos en contacto con Blancpain, la marca suiza de relojes más antigua. Ellos aceptaron [suministrarnos su reloj]».

ROBERT «BOB» MALOUBIER

Cofundador del Cuerpo de Nadadores de Combate francés

El gran TIBURÓN MARTILLO

«Tengo muchos sueños y necesito un compañero de viaje para hacerlos realidad. En Blancpain lo he encontrado. Se ha revelado como una marca preparada y capaz de ayudarme, así como de apoyarme en una visión a largo plazo».

LAURENT BALLESTA

Científico, submarinista y fotógrafo submarino. 
Fundador y líder de las expediciones Gombessa

El gran TIBURÓN MARTILLO

Capítulo 04

Fifty Fathoms 70th Anniversary ACT 1

Reúne los ADN de tres Fifty Fathoms emblemáticos: los de 1953, 2003 y 2007.

Autores del capítulo

JEFFREY S. KINGSTON
Fifty Fathoms 70th Anniversary ACT 1
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