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Capítulos

Capítulo 4

BUCEO TÉCNICO y reguladores

La evolución del buceo técnico desde los sistemas abiertos hasta los reguladores.

BUCEO TÉCNICO y reguladores
BUCEO TÉCNICO y reguladores
Número 22 Capítulo 4

¡El mar lo es todo! Cubre siete décimas partes del globo. Su aliento es puro y saludable. Es un vasto desierto donde el ser humano nunca está solo, ya que siente que la vida se estremece a su lado. Es el vehículo de una existencia sobrenatural y extraordinaria; es puro movimiento y amor; es el infinito viviente.

Cualquiera que haya seguido al capitán Nemo en Veinte mil leguas de viaje submarino comprenderá de inmediato por qué el océano y los relojes de buceo van de la mano. Bajo el agua, el espacio y el tiempo se funden en el infinito viviente citado por Nemo. Esto podría explicar por qué nuestros contemporáneos, de vocación deportiva y tecnológica, siempre quieren pasar más tiempo bajo el agua.

A menudo se dice que el buceo es un viaje espacial en miniatura, pero desde que el biólogo marino Laurent Ballesta empezó a compartir sus exploraciones submarinas a través de varios medios de comunicación se ha puesto claramente de manifiesto que incluso para este viaje espacial en miniatura se necesitan equipos de alta tecnología, especialmente si se desea alcanzar los límites de lo realizable y, como en el caso de este francés, ir todavía más allá.

Coincidiendo con el 70.o aniversario del primer reloj de buceo moderno, nos complace traerle lo último en tecnología de buceo de vanguardia; la mejor tecnología sin concesiones que permite a buzos como Laurent Ballesta realizar inmersiones más largas y a mayor profundidad que las que se han intentado anteriormente.

La profecía de Nemo resulta en este caso inspiradora: «Lo descubrí, me aventuré en él y, en poco tiempo, señor, usted también habrá entrado [en mi mundo submarino]». ¿Por qué no iba a tener razón?

Después de que los primeros buzos militares (italianos) cambiaran los reguladores de oxígeno por equipos de buceo con aire comprimido, el tiempo de inmersión se convirtió en una parte importante de la seguridad del buceo. Antes de eso, los relojes resistentes al agua se usaban exclusivamente como cronógrafos de misión, ya que el tiempo de inmersión con reguladores de oxígeno era irrelevante en términos de descompresión.

La Marina francesa fue la primera en equipar a sus nadadores de combate con modernos relojes de buceo. Se trataba de modelos Fifty Fathoms, como bien sabemos.

Después de que los primeros buzos militares (italianos) cambiaran los reguladores de oxígeno por equipos de buceo con aire comprimido, el tiempo de inmersión se convirtió en una parte importante de la seguridad del buceo. Antes de eso, los relojes resistentes al agua se usaban exclusivamente como cronógrafos de misión, ya que el tiempo de inmersión con reguladores de oxígeno era irrelevante en términos de descompresión.

La Marina francesa fue la primera en equipar a sus nadadores de combate con modernos relojes de buceo. Se trataba de modelos Fifty Fathoms, como bien sabemos.

BUCEO PARA TODOS

En 1943, Jacques-Yves Cousteau y Émile Gagnan desarrollaron el Aqualung, un regulador de presión controlado por la presión ambiental. Combinado con un cilindro de aire comprimido, dio lugar a la popularización del buceo. Esto hizo posible aventurarse hasta unos 60 metros de profundidad, con tan solo una pequeña descompresión en el camino de regreso. Como era necesario medir el tiempo para gestionar esta descompresión, el reloj de buceo diseñado por Jean-Jacques Fiechter se convirtió en una herramienta indispensable para los nuevos exploradores.

Algunos ya soñaban con ir más lejos, mucho más lejos, pero varias dificultades se interponían en el camino de la exploración de las profundidades.

EMBRIAGUEZ DE PROFUNDIDAD

Esta es una forma de narcosis debida a la respiración de nitrógeno (¡del cual el aire contiene un 79 %!) bajo presión. Cuanto más profundo se sumerge la persona, más siente esta embriaguez de profundidad, volviéndose muy peligrosa a partir de los 60 metros. Causa mala coordinación de movimientos, incapacidad para concentrarse y pérdida del juicio. Maurice Fargues, miembro de la tripulación de Jacques-Yves Cousteau, la experimentó lamentablemente durante su intento de establecer un récord de profundidad usando aire a 120 metros. En septiembre de 1947 fue el primer buzo en morir usando el nuevo Aqualung.

Albert Behnke ya había descrito este fenómeno en 1935, explicando las causas y proponiendo una solución.

Según él, para ir a más profundidad, el nitrógeno debía ser reemplazado por otro gas «neutro» con un efecto menos narcótico, el helio. Fueron los estadounidenses los que sentaron las bases, ya que eran los únicos que disponían de este gas hasta principios de los años 60, y hubo que esperar hasta principios de los 80 para que algunos buzos recreativos pudieran acceder a él.

LA DIFICULTAD DE DOSIFICAR EL OXÍGENO: NI MUCHO NI MUY POCO

El contenido de oxígeno en la mezcla que se respirará es un problema aún más difícil de resolver.

Las inmersiones con reguladores de oxígeno puro (como la intentada por Henry Fleuss de 1879 y posteriores) han demostrado los peligros del oxígeno cuando se respira puro más allá de unos pocos metros de profundidad (hiperoxia o exceso de oxígeno).

Hans Hass usó este tipo de regulador para conseguir sus magníficas imágenes submarinas. A menudo corría riesgos imprudentes usándolo a una profundidad de alrededor de 20 metros. Otros tuvieron menos fortuna.

La práctica del submarinismo con fines deportivos recreativos se extendió rápidamente por todo el mundo y la fotografía submarina se convirtió en una de las actividades predilectas de los aficionados.

Un buzo consciente de la seguridad nunca bucea sin un reloj confiable y un profundímetro. Aquí, explorando una fuente termal de agua dulce en el Death Valley.

Hoy en día, el valor máximo de presión de oxígeno en el buceo es de 1,6 bar; para inmersiones muy largas, se reduce a 0,5 bar para evitar lesiones pulmonares. La noción de presión parcial no siempre es fácil de entender. Para explicarlo en pocas palabras, digamos que a 100 metros lo ideal sería tener un 12 % de oxígeno en la mezcla de respiración, mientras que en la superficie se puede respirar hasta un 100 % de oxígeno. Esto ilustra que el porcentaje ideal varía con la profundidad.

La práctica del submarinismo con fines deportivos recreativos se extendió rápidamente por todo el mundo y la fotografía submarina se convirtió en una de las actividades predilectas de los aficionados.

Un buzo consciente de la seguridad nunca bucea sin un reloj confiable y un profundímetro. Aquí, explorando una fuente termal de agua dulce en el Death Valley.

Hoy en día, el valor máximo de presión de oxígeno en el buceo es de 1,6 bar; para inmersiones muy largas, se reduce a 0,5 bar para evitar lesiones pulmonares. La noción de presión parcial no siempre es fácil de entender. Para explicarlo en pocas palabras, digamos que a 100 metros lo ideal sería tener un 12 % de oxígeno en la mezcla de respiración, mientras que en la superficie se puede respirar hasta un 100 % de oxígeno. Esto ilustra que el porcentaje ideal varía con la profundidad.

También sabemos que un mínimo de oxígeno es vital, lo que significa que no debe haber ni mucho ni muy poco.

Por otro lado, durante las inmersiones profundas, la mezcla de respiración debe contener una proporción significativa de nitrógeno «neutro» u otros gases «neutros» como el helio, además de pequeñas cantidades de oxígeno. Es la absorción y retención de estos gases neutros lo que requiere paradas de descompresión. A mayor cantidad de oxígeno, menor de gas neutro, por lo que la descompresión es más rápida. Idealmente, para reducir los tiempos de descompresión los buzos deben respirar una mezcla que contenga la mayor cantidad de oxígeno posible, aunque siempre por debajo del límite tóxico.

AUTONOMÍA

Cuando se respira bajo el agua mediante un cilindro de gas comprimido, el consumo aumenta con la profundidad. A 50 metros, un buzo consume seis veces más que en la superficie. Los buceadores de profun- didad tienen que utilizar botellas más grandes (15, 18 o 20 litros) o presiones muy altas, lo que implica varias botellas de aire o botellas de alta presión nominal (300 bar).

BUCEO TÉCNICO DE CIRCUITO ABIERTO

Una inmersión mixta profunda es aquella que comienza con gas enriquecido con oxígeno que se usa desde la superficie hasta unos 20 metros. Para ir más abajo hay que utilizar otro gas que sea bajo en oxígeno y alto en helio. Al ascender, el buzo cambia varias veces de botella para respirar mezclas cada vez más ricas en oxígeno y, por lo tanto, pobres en helio.

Visto esto, es fácil comprender por qué esta nueva práctica de buceo se conoció como «buceo técnico».

Medir el tiempo que el buzo pasaba bajo el agua se volvió cada vez más importante, lo que supuso también rebasar los límites del bisel giratorio graduado, inicialmente diseñado para cronometrar solo una hora.

Con la llegada al buceo de la mezcla de gases, algunos submarinistas se embarcaron en el reto de alcanzar grandes profundidades. Mientras que algunos alcanzaron con éxito la zona de los 200 metros —Jochen Hasenmayer, en Fontaine-de-Vaucluse (Francia, septiembre de 1983)—, otros perdieron la vida intentando los 300 metros —Sheck Exley, río Mante (México, abril de 1994)—.

INTRODUCIR LA SIMPLIFICACIÓN

Con el buceo técnico de circuito abierto se hizo evidente que la cantidad de botellas y el increíble desperdicio de gas eran serias desventajas. Fue en este punto cuando el regulador adquirió de nuevo protagonismo.

Por un lado, se diseñaron economizadores de gas (reguladores semicerrados o SCR) y por otro se desarrollaron dispositivos que reciclaban completamente el gas exhalado (reguladores de circuito cerrado o CCR). Aunque los reguladores semicerrados tuvieron un éxito limitado, principal- mente porque son menos versátiles, hubo un momento en que no había nada más disponible (DC55 de la Marina francesa).

Sin burbujas ni ruido, un buceador puede acercarse a los animales mucho más fácilmente, otra ventaja del regulador.

Sin burbujas ni ruido, un buceador puede acercarse a los animales mucho más fácilmente, otra ventaja del regulador.

En el buceo de circuito abierto los buzos deben transportar cantidades significativas de gas en varias botellas grandes, que generalmente contienen diferentes mezclas para ser usadas a la profundidad correcta.

Si bien el buceo de circuito abierto es una técnica bastante sencilla, el submarinista debe tener cuidado de no cometer errores al cambiar las mezclas de gases.

En el buceo de circuito abierto los buzos deben transportar cantidades significativas de gas en varias botellas grandes, que generalmente contienen diferentes mezclas para ser usadas a la profundidad correcta.

Si bien el buceo de circuito abierto es una técnica bastante sencilla, el submarinista debe tener cuidado de no cometer errores al cambiar las mezclas de gases.

Garaje de un buzo técnico, con numerosas botellas para diferentes gases, un scooter, un compresor, etc.

Garaje de un buzo técnico, con numerosas botellas para diferentes gases, un scooter, un compresor, etc.

En 1968, Walter Stark y John Kanwisher desarrollaron el primer regulador de circuito cerrado con gestión electrónica de oxígeno. Este regulador electrónico (eCCR) fue el primero de una larga línea con características similares.

Aunque todos contienen un circuito de respiración y un sistema de limpieza de dióxido de carbono, también están equipados con dos pequeñas botellas: una de oxígeno puro y la otra de un diluyente (aire o trimix).

Un pequeño sensor mide el oxígeno en el circuito de respiración y envía la información a un ordenador. Este último decide cuándo abrir la electroválvula de oxígeno para que la presión parcial vuelva al nivel correcto. El sistema mantiene así un contenido óptimo de oxígeno y los buceadores saben lo que están respirando gracias a una pantalla.

Con dos pequeñas botellas de dos litros y un poco de cal sodada los buzos pueden hacer lo mismo que con la gran cantidad de botellas que se necesitan en un circuito abierto. De hecho, el único gas consumido es el oxígeno, y un buceador en reposo necesita unos 0,7 litros por minuto. Las pequeñas botellas de dos litros a 200 bar aseguran así una autonomía teórica de varias horas.

El gas de la segunda botella (diluyente) se usa para complementar el oxígeno en el circuito de respiración. A medida que aumenta la profundidad, la presión comprime la bolsa de respiración y se hace necesario compensar agregando diluyente para volver a respirar cómodamente.

Paradas de descompresión después de una inmersión profunda. A seis metros, los buzos inyectan oxígeno puro en el regulador para acelerar la eliminación de gases inertes.

Paradas de descompresión después de una inmersión profunda. A seis metros, los buzos inyectan oxígeno puro en el regulador para acelerar la eliminación de gases inertes.

El buzo respira aire «normal» en un circuito de bolsas de respiración (llamadas contrapulmones) que corren por delante y por encima de los hombros del buzo.

El buzo respira aire «normal» en un circuito de bolsas de respiración (llamadas contrapulmones) que corren por delante y por encima de los hombros del buzo.

El gas del circuito procede principalmente de una pequeña botella de diluyente (aire o trimix) (1).

El dióxido de carbono que se produce al respirar es absorbido por la cal sodada (llamada depurador) en un filtro instalado entre el aire inhalado y el exhalado (2).

Una vez que se ha eliminado el CO2, los sensores en el cabezal del filtro analizan el gas exhalado (naranja). Si es necesario, una inyección de oxígeno devolverá el nivel
al valor correcto. Este oxígeno proviene de una segunda botella (3).

El gas del circuito procede principalmente de una pequeña botella de diluyente (aire o trimix) (1).

El dióxido de carbono que se produce al respirar es absorbido por la cal sodada (llamada depurador) en un filtro instalado entre el aire inhalado y el exhalado (2).

Una vez que se ha eliminado el CO2, los sensores en el cabezal del filtro analizan el gas exhalado (naranja). Si es necesario, una inyección de oxígeno devolverá el nivel
al valor correcto. Este oxígeno proviene de una segunda botella (3).

En 2014, Laurent Ballesta realizó una inmersión de 24 horas a 20 metros de profundidad en el atolón de Fakarava, en la Polinesia francesa. Para esta inmersión inusual utilizó el regulador electrónico de circuito cerrado Inspiration, fabricado por la compañía británica AP Diving. La alta autonomía de este regulador hacía que los cilindros pequeños solo tuvieran que recargarse cada seis horas. Además, la otra característica destacable de esta inmersión fue que el ascenso a la superficie duró apenas dos horas gracias al uso de diferentes mezclas de gases a base de helio, nitrógeno y oxígeno liberados en momentos clave de la inmersión. ¡Sin estos cambios de gas, la descompresión habría durado al menos ocho horas!

LA LIGEREZA RELATIVA DEL BUCEO CON REGULADOR

Ahora bien, los reguladores pueden averiarse. En consecuencia, como medida de seguridad los buzos deben contar con un respaldo añadido que complica su configuración minimalista inicial, a saber: botellas tradicionales o, en algunos casos, un segundo regulador. Dada la multitud de instrumentos auxiliares que también se requieren, como iluminación, equipo de cámara y, a veces, un scooter submarino, además de calefacción eléctrica a prueba de agua en el traje, queda claro que incluso el buceo con regulador sigue siendo muy técnico.

Laurent Ballesta y Jean-Marc Belin estudiando los parámetros de la inmersión de 24 horas. La información esencial se escribe en una pizarra para el buceador y en otra para el equipo de superficie.

Laurent Ballesta y Jean-Marc Belin estudiando los parámetros de la inmersión de 24 horas. La información esencial se escribe en una pizarra para el buceador y en otra para el equipo de superficie.

BUCEO TÉCNICO y reguladores
Tabla que resume el plan para la inmersión de 24 horas. En ella se detallan los momentos exactos para los cambios de gas y los miembros del equipo que se turnarán para acompañar a Laurent Ballesta.

Tabla que resume el plan para la inmersión de 24 horas. En ella se detallan los momentos exactos para los cambios de gas y los miembros del equipo que se turnarán para acompañar a Laurent Ballesta.

Laurent Ballesta. ¿Ese gesto es una sonrisa o una mueca? La alegría del éxito se mezcló con el alivio de poder finalmente soltar la boquilla y quitarse las aletas.

Laurent Ballesta. ¿Ese gesto es una sonrisa o una mueca? La alegría del éxito se mezcló con el alivio de poder finalmente soltar la boquilla y quitarse las aletas.

BUCEO EN CUEVAS Y ESPACIOS CUBIERTOS

Si bien el submarinismo en mar o lago es mayoritario, existe otro campo de práctica más selecto: el buceo en cavidades sumergidas. En este caso, el uso del regulador y de mezclas de gases a base de helio también ha permitido ampliar los límites de la exploración. En este entorno tan particular, los buzos no eligen su perfil de buceo, sino que se adaptan a aquel que impone la topografía del espacio que desean explorar. El conocimiento hidrológico es a menudo la motivación para explorar este entorno, que no tiene mucho que ofrecer en términos de vida animal o vegetal. Pero a veces, hay una exuberancia mineral que no tiene nada que envidiar a las bellezas del mar.

En el mundo del buceo en cuevas existe preferencia por el uso de reguladores de circuito cerrado donde la gestión del oxígeno no se confía a la electrónica, sino a una fuga continua de microoxígeno. El buceador ajusta manualmente el valor correcto de vez en cuando. La electrónica se reemplaza por la acción intermitente de un inyector mecánico, pero los sensores y la pantalla de PO2 permanecen, lo que garantiza que los buzos siempre sepan lo que están respirando.

NUEVOS LÍMITES

Con el helio, los buzos han superado los límites impuestos por el uso de aire. No obstante, más allá de los 250 metros el helio provoca un nuevo tipo de narcosis, el síndrome nervioso de alta presión (HPNS, por sus siglas en inglés), mientras que la densidad del gas genera dificultades respiratorias que pueden provocar disnea. Esto se suma a limitaciones fisiológicas como el frío.

Para permanecer aún más tiempo bajo el agua, quizás la solución esté en el buceo de saturación. Pero de esa historia nos ocuparemos otro día...

Entorno mineral en la Mallorca subterránea. Estalactitas, estalagmitas, pajitas de soda, helictitas y formaciones similares a pilas reunidas en un mundo de fantasía barroco de calcita.

Entorno mineral en la Mallorca subterránea. Estalactitas, estalagmitas, pajitas de soda, helictitas y formaciones similares a pilas reunidas en un mundo de fantasía barroco de calcita.

Equipamiento de saturación del INPP, siglas del Institut National de la Plongée Professionnelle (Instituto Nacional francés de Buceo Profesional). Esta cámara es un medio muy eficaz de descompresión, o más bien de descompresión retardada. Permite bucear durante varias semanas con una sola sesión de descompresión al final de la estancia.

Equipamiento de saturación del INPP, siglas del Institut National de la Plongée Professionnelle (Instituto Nacional francés de Buceo Profesional). Esta cámara es un medio muy eficaz de descompresión, o más bien de descompresión retardada. Permite bucear durante varias semanas con una sola sesión de descompresión al final de la estancia.

Para las inmersiones de saturación, los buzos usan una especie de «ascensor» sofisticado llamado campana de buceo, que se desplaza entre la cámara hiperbárica en la superficie y el lugar de buceo. Cuando se bucea sin umbilical, ¡encontrar la campana de buceo es absolutamente crucial!

 

 

Para las inmersiones de saturación, los buzos usan una especie de «ascensor» sofisticado llamado campana de buceo, que se desplaza entre la cámara hiperbárica en la superficie y el lugar de buceo. Cuando se bucea sin umbilical, ¡encontrar la campana de buceo es absolutamente crucial!

 

 

Capítulo 05

La increíble LIGEREZA del ser

Ligereza y resistencia: tres nuevos Bathyscaphes de titanio grado 23.

Autores del capítulo

JEFFREY S. KINGSTON
La increíble LIGEREZA del ser
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