TITANIO

La primera regla del Departamento de Habillage (elaboración de cajas y elementos estéticos externos) de Blancpain1 en lo que se refiere al uso del titanio es ser paciente y delicado. Infringir esta regla es correr el riesgo de que el titanio, a pesar de su resistencia y su durabilidad, se inflame de manera explosiva durante el mecanizado.

Si tenemos en cuenta, por un lado, la veleidad de los dioses de la mitología griega y, por otro, los desafíos que plantea el titanio en materia de mecanizado, no es de extrañar que uno de los descubridores del titanio (el descubrimiento se atribuye a dos personas) diera a este metal el nombre de los dioses griegos llamados Titanes. Martin Heinrich Klaproth, el químico alemán responsable de la denominación, no lo hizo por la resistencia y la dureza del material, que aún no se conocían realmente, sino por su estabilidad.2 El segundo protagonista de la historia, William Gregor, hizo su descubrimiento independientemente de Klaproth —y presumiblemente antes que él— en Cornualles (Inglaterra) en 1791. Gregor, clérigo y mineralogista aficionado, le dio el nombre de «menchanite». Pero aunque fue el primer descubridor, acabó imponiéndose el nombre de Klaproth.

Resulta sorprendente que el titanio no se haya introducido en el mundo de la relojería hasta hace poco. En efecto, este material es el noveno elemento más abundante en la corteza terrestre y se encuentra prácticamente en todas partes. No solo está presente en casi todos los seres vivos, ¡también ingerimos una media de 0,8 miligramos al día! A pesar de su omnipresencia, transcurrió casi un siglo y medio desde su descubrimiento hasta que se desarrolló, en 1930, un proceso comercialmente viable para extraerlo del mineral. Los métodos para trabajar el titanio tardaron aún más en estar disponibles.

Las propiedades del titanio han dado un notable impulso a las dificultades de extracción y mecanizado. Su relación resistencia/densidad es superior a la de cualquier otro metal. El titanio es más sólido que el acero con bajo contenido en carbono y, al mismo tiempo, un 45 % más ligero. Además, es extraordinariamente resistente a la corrosión, incluyendo la del agua salada, lo que le permite conservar su color plateado. Por último, es hipoalergénico, un criterio importante para su uso en contacto con la piel. En conjunto, el titanio es el preferido de las personas que desean combinar solidez, ligereza, resistencia a la corrosión, dureza y comodidad. Posee, por tanto, las propiedades ideales para los relojes deportivos.

1 Las cajas y los brazaletes de los relojes Blancpain se producen en interno, en los talleres de Habillage
de la Manufactura, situados en el norte de Suiza, en Delémont (cerca de Basilea).

2 Esta elección es un tanto incongruente, ya que, según la mitología, los doce Titanes, al igual que su padre y sus descendientes, eran de todo menos modelos de estabilidad, siempre conspirando, creando intrigas e iniciando guerras.

A pesar de las razones obvias para elaborar cajas y brazaletes de titanio, a saber, aquellas relacionadas con el uso en exteriores, la primera aplicación de titanio por parte de Blancpain fue en el interior, concretamente en el movimiento. Cuando la Manufactura lanzó en 2006 el primer movimiento de nueva generación, el calibre 13R0 de cuerda manual dotado de ocho días de reserva de marcha, eligió el titanio para el volante. Su ligereza permitió reducir el consumo de energía, contribuyendo así a aportar una mayor reserva de marcha.

Por supuesto, Blancpain ofrece ahora cinco modelos con caja de titanio, de los cuales dos se pueden asociar a un brazalete del mismo material. Los cinco forman parte de la colección de relojes deportivos de Blancpain: dos son cronógrafos Air Command (uno para hombre y el otro para mujer); dos son Bathyscaphes, el calendario completo con las fases de la luna y el automático; y el último es el Fifty Fathoms Tourbillon.

Estos cinco relojes de titanio se distinguen del resto de la industria relojera en que Blancpain utiliza el tipo de titanio más exclusivo, el conocido como grado 23 o titanio con un nivel muy bajo de inclusiones. El titanio puro no es ideal para la fabricación de relojes. Sus propiedades se potencian con una pequeña cantidad de aluminio (6 %) y de vanadio (4 %)3. La aleación así obtenida se denomina comúnmente grado 5. Algunos la llaman «grado médico» porque es perfecta para su uso sanitario, especialmente para el reemplazo de articulaciones. El titanio grado 23 que utiliza Blancpain es una variante del titanio grado 5. La diferencia radica en su pureza, siendo el grado 23 más puro porque contiene un porcentaje menor de oxígeno. Para ser etiquetada como «grado 23», la aleación debe contener un porcentaje máximo de oxígeno no superior al 0,13 %. La reducción de la cantidad de oxígeno mejora la resistencia a la fractura del metal, convirtiéndolo en la opción predilecta por su solidez, su ligereza, su resistencia a la corrosión y su dureza. Estas son las ventajas que llevaron a Blancpain a elegir el grado 23 para sus relojes.

El precio de las múltiples virtudes del titanio se paga en el momento de producir una caja o un brazalete. La dureza y la resistencia, que lo convierten en un elemento tan deseable una vez terminado el producto, hacen que sea mucho más complicada la mecanización y el pulido en comparación con el acero o el oro. Si bien Blancpain produce sus cajas de titanio en los mismos talleres donde trabaja con otros metales, las máquinas y los procesos son distintos. Todo empieza con el corte de la forma bruta de la carrura, asas incluidas, en una placa de titanio de un grosor previamente definido calentada a alta temperatura. Para una carrura de acero o de oro, la norma es empezar por el estampado, pero esto no es posible con el titanio. Los detalles del proceso de corte son secretos de fabricación cuidadosamente guardados. Los parámetros deben ser precisos: temperatura, atmósfera, tiempo de enfriamiento y herramientas de estampado desempeñan un papel preponderante. Dicho de forma resumida, la placa de titanio se procesa varias veces. A cada etapa de aumento de temperatura en una atmósfera dada le sigue una fase de enfriamiento. A este ciclo, que permite condicionar el material, los metalúrgicos lo llaman «recocido». El resultado de estas etapas es una forma bruta de la carrura con asas integradas. El fondo de la caja de titanio, así como el bisel, siguen un proceso de fabricación distinto. Estos componentes también se pueden elaborar mediante una barra redonda de titanio. El ciclo de calentamiento y enfriamiento previo al mecanizado sigue siendo necesario para garantizar su calidad. Saltarse la etapa del «recocido» provocaría una deformación durante el mecanizado debida a las tensiones internas.

3 El vanadio, al igual que el titanio, es un metal de transición. La expresión «de transición» hace referencia a su posición en la tabla periódica de los elementos. El vanadio está ampliamente presente en la naturaleza, aunque en cantidades microscópicas. Se encuentra en la pimienta negra, los mariscos, el perejil e incluso en los cereales.

El siguiente proceso que se lleva a cabo en el Departamento de Habillage de Blancpain requiere no menos pericia que las fases de recorte y recocido. La primera operación de mecanizado de la carrura se denomina «torneado». Un buril de pastilla permite realizar el primer diámetro interior que servirá de referencia a lo largo del proceso de fabricación. A grandes rasgos, este proceso se parece al método de mecanizado de cajas que se utilizaba ya hace más de 100 años y también es idéntico al torneado de una carrura de acero o de oro. No obstante, el titanio tiene sus propias características y exigencias. Para empezar, el enfriamiento de la herramienta de corte. La solución oleosa empleada en la mecanización de otros materiales no se recomienda para el titanio debido al elevado calor generado por la herramienta de corte. En este caso es preferible una solución a base de agua. Sin embargo, persiste el riesgo de fuego y explosión. Por ello, los centros de mecanizado están equipados con potentes sistemas de seguridad que permiten detectar y extinguir el fuego rápidamente. Estos sistemas se pueden activar en una fracción de segundo e impedir un incendio.

Las fases de mecanizado dependen del diseño de la carrura. Cada una está vinculada a un elemento particular de esta y necesita herramientas de corte específicas. En cada etapa de fabricación se deben respetar tolerancias extremadamente estrictas. Esto se aplica a todos los relojes de Blancpain, pero es aún más importante para la hermeticidad de los relojes de buceo como los Fifty Fathoms y los Bathyscaphes. La palabra clave para asegurarse de que el fondo, el bisel y las juntas encajan perfectamente con la carrura para formar la caja del reloj es: precisión.

Todavía hay más operaciones. Una etapa importante es el taladrado de los agujeros en la carrura y las asas para fijar la corona y el brazalete. En el cronógrafo Air Command se necesitan agujeros adicionales para integrar los pulsadores. La realización de las cavidades por fresado requiere un grado de precisión idéntico al del torneado. Deben tomarse las mismas precauciones y medidas especiales contra la inflamabilidad o las posibles explosiones.

También se realiza una operación de amoladura para crear uniones perfectamente nítidas entre las asas y la banda de la carrura. Este trabajo se efectúa en ambos lados de la carrura, con uniones tanto por la parte delantera como por la trasera de la pieza. Además de la nitidez de las uniones, hay que controlar que la superficie interna de las asas permanezca plana y recta. La herramienta de acabado, que consiste en una piedra abrasiva rotativa, necesita ser manipulada con gran habilidad. El proceso para obtener una unión depurada y brillante entre las asas de la carrura curvada es muy meticuloso.

Una vez concluidas estas numerosas etapas de elaboración entran en juego los oficios artesanales relacionados con el acabado, como el pulido manual.

El acabado siempre lo realizan especialistas altamente cualificados, en particular cuando las formas que se han de trabajar son complejas y las texturas variadas. Los modelos Fifty Fathoms de titanio tienen un acabado satinado sobre todas las superficies de la caja. El desafío para los artesanos encargados de los acabados consiste en asegurarse de que las finas estrías de las superficies satinadas sean homogéneas, tanto en términos de profundidad como de orientación. Hay que tener especial cuidado en la unión de las asas con la caja. En efecto, el satinado no debe afectar a la nitidez de la unión previamente preparada.

Los relojes Air Command de titanio para hombre y mujer exigen otra prueba de destreza. Las asas tienen algunas superficies pulidas y otras satinadas. El ángulo entre los dos tipos de superficie debe permanecer impecable y perfectamente definido, lo que solo se puede garantizar aplicando una película de protección plástica sobre una de las dos zonas mientras se trabaja en la otra.

Una larga lista de pasos adicionales completa la fabricación de los biseles giratorios y de los fondos de las cajas. El bisel giratorio es un elemento esencial de los relojes de buceo y de aviación. Su diseño incluye un tipo de moleteado que facilita su rotación. Todos los biseles están equipados con un inserto que indica los puntos de referencia. Esta pieza es de cerámica en los modelos Bathyscaphe y Air Command, y de zafiro abombado en el Fifty Fathoms Tourbillon.

Por consiguiente, es necesario ahuecar una ranura para albergar la pieza. La ranura se crea mediante torneado. Las tolerancias de este proceso son extremadamente precisas ya que el ajuste entre el inserto de cerámica, o de zafiro, y el metal debe ser absolutamente perfecto. Por último, los biseles de los relojes de buceo poseen dientes muy finos que están colocados de manera milimétrica en la parte inferior. Dichos dientes, que forman parte del mecanismo de rotación unidireccional, están grabados en el bisel.

Junto con la llegada de estos nuevos modelos, Blancpain introdujo brazaletes de titanio para los tres Bathyscaphes y el Fifty Fathoms Tourbillon. Estos brazaletes son los primeros que se han realizado en titanio grado 23 para el Fifty y los Bathyscaphes. Además, su estilo, que se remonta a la década de los 90, es emblemático de Blancpain. Los conocedores reconocerán inmediatamente la firma de los clásicos brazaletes «71» de acero de Blancpain, famosos por su elegancia y su confort de uso.