Capítulo 2
En el transcurso de los últimos 20 años, el Fifty Fathoms se ha impuesto como uno de los pilares de Blancpain.
¿Qué significan para Blancpain los últimos 20 años del Fifty Fathoms? Según palabras de su presidente y CEO, Marc A. Hayek, «han hecho de Blancpain una manufactura completa». Es una declaración audaz, de aquellas que no se pronuncian a la ligera. No obstante, si tomamos perspectiva y consideramos ese tiempo dentro de un período más amplio, de un marco temporal de varias décadas, podremos valorar en su justa medida la relevancia de estas palabras.
Cuando Jean-Jacques Fiechter, a la sazón director de Blancpain, imaginó el Fifty Fathoms hace 70 años, actuó como un iconoclasta. Creó el primer reloj de buceo del mundo auténtico. Otros antes que él trataron de concebirlo, pero no lo lograron. Fiechter comprendió el problema de una manera que el resto de la industria no hizo. Era un buzo apasionado en una época en que el submarinismo estaba reservado en gran medida a los profesionales, por entonces básicamente militares salvo algunos raros apasionados temerarios. Sus propias vivencias submarinas, como aquella en que le faltó oxígeno durante una inmersión, le enseñaron las exigencias del mundo acuático. Para diseñar este reloj se basó en sus conocimientos, adquiridos durante sus salidas al mar. Introdujo un sistema de cierre patentado para el fondo de la caja; un nuevo dispositivo con doble junta para la corona, igualmente patentado; agujas y puntos de referencia temporales de gran tamaño revestidos de un blanco luminiscente que contrastaba con la esfera negra para ofrecer mayor legibilidad; un bisel giratorio con un mecanismo de bloqueo para cronometrar las inmersiones; y carga automática destinada a proteger el reloj contra el desgaste de la corona. Fiechter dio vida al Fifty Fathoms, que no solo se convirtió en el primer reloj del mundo en ofrecer este diseño y estas características, sino que también se impuso como modelo de referencia para los relojes de submarinismo. El Fifty Fathoms pronto fue adoptado por algunas de las principales Fuerzas Armadas del mundo, como Francia, Estados Unidos, Alemania, Israel, Noruega y muchas otras. Las ideas de Fiechter fueron tan pertinentes que el Fifty no solo se convirtió en el arquetipo de reloj de buceo para la industria relojera de la época, sino que lo sigue siendo aún hoy.
La creación de Fiechter representa algo más para Blancpain, algo que puede parecer sutil en comparación con su lucidez y con la trascendencia de su visión para este segmento de la industria, pero que resulta igualmente valioso si se reflexiona sobre ello. Fiechter desarrolló el Fifty Fathoms en un momento en el que el resto de la industria relojera prácticamente había renunciado a la idea misma de un reloj de buceo. Tanto es así que la principal empresa relojera francesa de la época se negó a diseñar un reloj de este tipo para la Marina francesa, afirmando que «los relojes de buceo no tienen futuro». En todos los aspectos, Fiechter fue un inconformista, ignorando las tendencias y modas de la época, que favorecían los modelos de vestir y los relojes de aviador.
Confiar en una visión, incluso si ello implica ir en contra de la moda, como hizo Fiechter al diseñar el Fifty Fathoms, es algo inscrito en el ADN de Blancpain. Prueba de ello es que la historia se repitió cuando Jacques Piguet, entonces propietario de la célebre fábrica de movimientos Frédéric Piguet implantada en el Valle de Joux, adquirió Blancpain y escogió a Jean-Claude Biver para dirigir la empresa a principios de los años 80. En aquella época, la industria suiza de relojes mecánicos estaba sufriendo el ataque de los relojes de cuarzo baratos. El sector tomó medidas, entre ellas dejar de producir relojes con complicaciones, en un intento por reducir los costes y competir con los precios de los relojes de cuarzo, pero esto no funcionó. Piguet y Biver tenían una visión diferente. Eligieron, al igual que Fiechter, ir a contracorriente y poner en valor todo lo que las complicaciones de Alta Relojería tenían de romántico, artístico y excepcional. Esta fue la dirección que tomó Blancpain, que introdujo primero los relojes con la indicación de las fases de la luna y luego todas las complicaciones prestigiosas de la relojería tradicional. Este desarrollo alcanzó su apogeo con el 1735, un reloj de gran sofisticación que se impuso desde sus inicios como el reloj de pulsera de carga automática más complicado del mundo.
Las dos décadas de la era Piguet/Biver en Blancpain, íntegramente enfocadas en los relojes de vestir y las complicaciones relojeras, dejaron en suspenso la evolución del Fifty Fathoms, algo que cambió con la llegada de Marc A. Hayek. Hayek es, como Fiechter unas décadas antes que él, un buzo apasionado. Cuando descubrió los primeros Fifty Fathoms en las cajas fuertes de Blancpain se enamoró inmediatamente de las creaciones de Fiechter y se juró que «volvería a dar vida» a esta historia y a esta tradición, según sus propias palabras. Algunos podrían verlo como una repetición de la historia, pero en muchos aspectos es todo lo contrario. Cuando tomó la decisión de hacer revivir el Fifty Fathoms, Hayek siguió su instinto, su visión y su pasión, a pesar de ir a contracorriente del curso de los tiempos. Siguiendo la moda, el mundo de la relojería se había alejado de los relojes deportivos y de buceo. En este sentido, no se trataba de retroceder en el tiempo, sino de continuar en línea recta la historia de Blancpain, a lo largo de la que cada uno de sus dirigentes (Fiechter, Biver y luego Hayek) había mantenido la fe en su visión, a pesar de las tendencias opuestas.
En la era Fiechter, el Fifty Fathoms había sido, junto a la colección para señora Ladybird, un verdadero pilar y un emblema para Blancpain. Devolver el Fifty a su posición original no se logró de un día para otro. Con motivo del 50.o aniversario del Fifty Fathoms, Hayek dio un primer paso en esta dirección. En 2003, Blancpain presentó tres series de 50 relojes impregnados con el espíritu de los primeros modelos, aunque enriquecidos con innovaciones decididamente modernas. La serie 50e Anniversaire contaba con un movimiento con doble barrilete que ofrecía cuatro días de reserva de marcha y con un bisel giratorio unidireccional dotado de una inserción en cristal de zafiro abombado.
Tuvieron que pasar otros cuatro años desde el lanzamiento de esa serie especial para que Blancpain presentara el reloj que encarnaba la idea de Hayek de un Fifty Fathoms plenamente desarrollado. Quería que la nueva generación mostrara la destreza técnica de Blancpain sin comprometer su funcionalidad como reloj de buceo y rindiendo homenaje al legado de los modelos vintage, que se remontaban a la década de los 50. El resultado fue un movimiento de elevado rendimiento totalmente inédito y puesto a punto para el Fifty Fathoms Automatique de 2007: el calibre 1315. Este movimiento estaba equipado con tres barriletes que le permitían alcanzar cinco días de reserva de marcha y con un volante sin raqueta con regulaciónpor inercia que no solo ofrecía una elevada precisión cronométrica, sino también una mayor resistencia a los golpes, con rubíes sobredimensionados y acabados esmerados que llevaban la belleza de la Alta Relojería al mundo del deporte. El bisel de zafiro, una innovación creada en la edición de 2003, también ornamentaba el Fifty Fathoms Automatique de 2007. Su forma abombada confería una visibilidad excepcional a los índices luminosos inscritos en el contorno de la esfera y ofrecía una resistencia a los arañazos que solo el diamante podía superar. Cualquier duda con respecto al lugar del Fifty Fathoms en las colecciones de Blancpain se disipó con la introducción simultánea, junto al modelo Automatique, de un Fifty Fathoms Chronographe Flyback —un cronógrafo con pulsadores sellados para uso submarino— y un Fifty Fathoms Tourbillon, el máximo lujo en relojes de buceo.
En la época del lanzamiento de este trío de Fifty Fathoms, las colecciones de Blancpain se centraban en las complicaciones relojeras y en los relojes de vestir. Algunos cuestionaron la pertinencia del compromiso de Hayek y que se diera tanta relevancia a este modelo. El entonces presidente y CEO de la maison estaba convencido de que seguir las tendencias era un callejón sin salida. Ahora bien, también era realista: sabía perfectamente que se necesitaría tiempo y paciencia para que la gente entendiera lo que representaba el nuevo Fifty Fathoms y la historia que había detrás de su creación.
Es poco probable que una persona que no fuera buzo hubiera concebido las evoluciones aportadas a estos nuevos modelos. Gracias a sus años de práctica de la disciplina, Hayek comprendía tanto la importancia del reloj de buceo como instrumento clave de cronometraje como la manera en que sería utilizado. Esto le permitió alcanzar un grado de comprensión que iba más allá de su propia experiencia como buceador. De hecho, había tenido la experiencia de usar y confiar en un reloj antes de la llegada de los ordenadores de buceo modernos.
En las reuniones con sus colegas de Blancpain para el desarrollo de los nuevos relojes de la colección Fifty, Hayek constató la diferencia de percepciones entre los miembros del equipo que eran buceadores y los que no. Quienes tenían una experiencia directa de la disciplina, como él, entendían tanto las características indispensables que debía tener un reloj de buceo como su razón de ser.
Los modelos presentados en 2007, combinados con la historia excepcional del Fifty Fathoms, se convirtieron en los cimientos sobre los que Hayek pudo construir el futuro. En los 15 años siguientes, Blancpain amplió y profundizó la línea Fifty Fathoms, hoy convertida en una colección de pleno derecho, al mismo nivel que la línea Villeret, gran clásico tradicional, y los modelos Ladybird. Hayek insistió para que el mismo principio guiara el desarrollo de todos los nuevos modelos: dado que el Fifty Fathoms se creó para ser un reloj de buceo, cada nueva variación tenía (y tiene) que favorecer esa misión. Este principio fundamental perdura aún hoy, aunque muchos propietarios consideran su reloj de buceo como un reloj elegante y deportivo que se puede llevar en casa, con traje o con vaqueros. Dicho de otro modo, aunque podrían tener la posibilidad, muchos propietarios de un Fifty Fathoms no bucearán jamás con su reloj. El credo de Marc Hayek y sus exigencias son claros: un cronógrafo solo puede formar parte de la colección si dispone de pulsadores herméticos, si está equipado con un bisel giratorio para indicar el tiempo de inmersión, si garantiza la legibilidad bajo el agua y si el movimiento que lo anima es robusto, ya que está destinado a alojarse en un reloj deportivo. Hayek resume sus exigencias de este modo: «El desarrollo original del Fifty Fathoms en los años 50 no admitía ninguna concesión», así que lo mismo se debe aplicar a los relojes modernos.
La primera gran ampliación de la colección se produjo en 2013, cuando Blancpain reintrodujo el Bathyscaphe. Este modelo vio la luz en la década de los 50, tres años después del lanzamiento público del Fifty Fathoms. Fiel a su ADN de reloj de buceo, con su excelente nivel de hermeticidad y legibilidad bajo el agua y su bisel giratorio para cronometrar el tiempo de inmersión, el Bathyscaphe se presentó en dos versiones: con un diámetro pequeño para que resultara fácil de llevar en el día a día —un aspecto particularmente importante en una época en la que los relojes eran relativamente pequeños— y con un diámetro aún menor, concebido para las muñecas pequeñas. Estas mismas ideas se aplican al Bathyscaphe moderno. Hayek supervisó la creación de una vasta selección de tama- ños para el Bathyscaphe a fin de satisfacer los gustos individuales. Además, al igual que Fiechter en su época, lo dotó de complicaciones. Fiechter había equipado el Bathyscaphe con una sencilla ventanilla de la fecha a la que en una versión posterior se añadió una indicación del día de la semana. Hayek llegó aún más lejos. Además de los modelos que indican la fecha (como casi todos los Fifty Fathoms) y los que además incorporan el día de la semana, los Bathyscaphe modernos presentan complicaciones más elaboradas, como un calendario completo con la indicación de las fases de la luna, un calendario anual y un cronógrafo flyback.
La rica historia de los años 50 a 70 sirvió de inspiración para muchas variantes contemporáneas de la colección Fifty Fathoms y para el modelo Bathyscaphe. Algunos ejemplos son la edición No Radiations, cuya esfera presentaba un logotipo que garantizaba a los civiles la ausencia de componentes radiactivos, utilizados en algunas variantes militares para los índices y las agujas; los modelos MILSPEC, que evocaban los relojes adoptados por la Marina de los Estados Unidos, con una pastilla de hermeticidad sobre la esfera; la serie Aqualung, que recuerda los relojes Fifty Fathoms en venta en las tiendas especializadas de venta de material de buceo Aqualung, en Francia, junto a otros accesorios indispensables para el buceador; el Barakuda, inspirado en los modelos vendidos por Barakuda, una casa alemana de equipos de buceo; el Day Date 70s, que tiene su origen en un reloj diseñado en la década de los 70, del que toma prestada esta complicación; y el Nageurs de Combat, un homenaje a la larga colaboración entre Blancpain y los nadadores de combate franceses.
En los últimos 20 años se ha introducido una vasta gama de materiales en la fabricación de la caja. Si bien en 2003 solo se usó el acero inoxidable para el Fifty 50e Anniversaire, después Blancpain amplió progresivamente el uso de materiales, con modelos de oro rojo en 2007, de oro blanco más tarde y de titanio, oro Sedna y cerámica de distintos colores posteriormente.
Esta colección se compone del emblemático Fifty Fathoms, encarnación de la esencia de un instrumento de buceo tradicional, y del Bathyscaphe, que se puede llevar tanto en la vida cotidiana como para bucear. Hayek consideró necesario añadir otra línea: una gama de relojes de buceo altamente técnicos. El primero de estos modelos en ver la luz fue el 500 Fathoms, presentado al público en 2009. Equipado con una caja de titanio extremadamente resistente, un cristal de zafiro muy grueso y una válvula de descompresión de helio, el 500 Fathoms reivindica una hermeticidad de hasta mil metros. Le sigue un segundo modelo, con capacidades aún más ambiciosas: el X Fathoms, que luce una combinación de funcionalidades nunca antes vista en un reloj totalmente mecánico. Gracias a una tecnología de vanguardia, su movimiento está dotado de una membrana de LiquidMetalTM cuya deformación bajo la presión permite integrar una indicación de profundidad sobre dos escalas: una para las profundidades de hasta 90 metros y otra para la zona 0-15 metros que ofrece una gran precisión, pues es capaz de detectar hasta un simple movimiento de brazo del buceador. A estas dos indicaciones se añade una tercera aguja que permite medir la profundidad máxima alcanzada durante una inmersión. Por último, Blancpain incorporó en el X Fathoms un contador retrógrado de cinco minutos que permite cronometrar las paradas de descompresión durante el ascenso a la superficie. Hoy esta gama técnica se ha ampliado con la llegada del nuevo Fifty Fathoms 70th Anniversary Act 2: Tech Gombessa, presentado en las páginas 24 a 33 de este número.
¿Alcanzó el Fifty Fathoms moderno un éxito inmediato? No, en absoluto. Maduró durante 20 años hasta convertirse en uno de los pilares de Blancpain, construido con paciencia a partir de la visión y la dedicación de Hayek. El presidente y CEO de la maison se expresa en estos términos al referirse al Fifty Fathoms: «La historia se repite, en cierto modo. El Fifty Fathoms fue un gran éxito y un emblema para Blancpain durante varias décadas. Hoy podemos ver todos los progresos alcanzados, todo el éxito que ha tenido esta línea... Estoy encantado de que sea idéntico al que conocimos en la década de los 50. Mientras el Fifty Fathoms exista y yo esté aquí, seguiré impulsándolo, desarrollándolo y apreciándolo».